VÍA PULCHRITUDINIS
Galgos
Hemos transmutado en gobiernos y gobernados que hacemos gustosos lo que quiera la mayoría siempre y cuando sea la nuestra
Somos de 'capi'
Don Pepe
Valladolid
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Iniciar sesiónLos galgos son para cazar liebres. Parece mentira que esto sea así cuando sales a pasear y te encuentras a gentes con un galgo atado a una correa y ofreciéndole mimos como si fuera un bebé pese a su enjuto porte, su pelo ralo y ... su cara de oveja hibridada con lagartija. Parece mentira pero a los galgos les quieren arrebatar su ser, su esencia, su quehacer en la vida que, nada más y nada menos, les ha dado patas largas, pecho voluminoso y peso pluma para poder correr liebres y conejos a las órdenes de sus creadores, los cazadores.
La educación se desempeña igual que los galgos. No se hacen exámenes para premiar a los competentes y descartar a torpes y caraduras. La deseable integración de la discapacidad ha servido a los maliciosos para disimular entre aquellos que lo necesitan a quienes necesitan justo lo contrario, descarte y reprobación. Las correcciones de exámenes y pruebas calificadoras ya no tienen que ser justas sino «empáticas» y carentes de toda crítica. Haz lo que quieras… va a dar igual.
El Gobierno es el de Barrio Sésamo. Aquel 'Café para todos' ha dejado de ser un sinónimo de entendimiento para convertirse en el leit motiv de quien no quiere cumplir con sus funciones. El Gobierno, al igual que los galgos y los exámenes, se ha vaciado de contenido porque ya ni caza ni evalúa sino que atiende a los deseos de una siempre inefable mayoría social. No hacen falta ni Tezanos ni portavoces monclovitas para saber que a nadie le gusta trabajar ocho horas, pagar a Hacienda o que tu cuñado tenga ese casoplón de lujo mientras tú te pegas con el galgo y los niños que suspenden en una solución habitacional de 54 metros cuadrados en la que también se esparce tu suegra. Los gobiernos ahora están para proveer alegría, alborozo y títulos académicos. A ningún dirigente se le ocurre endurecer la selectividad sino hacerla igual para todos. Tampoco se le ocurre a nadie poner un impuesto a los perros que no cazan para financiar ese gasto militar en el que todos están de acuerdo pero que nadie quiere decir cómo vamos a pagar.
Nos hemos convertido en galgos que no cazan, en 'Víctores' que ya no son doctores sino símbolos primero franquistas y ahora de que «a lo mejor» has estudiado o no. Hemos transmutado en gobiernos y gobernados que hacemos gustosos lo que quiera la mayoría siempre y cuando sea la nuestra. Una mayoría que nace de ese tergiversado arte de convertirnos en exclusivos y únicos dentro del mismo traje de chaqueta de Zara. Hasta somos fervientes seguidores de los cónclaves vaticanos siempre y cuando los purpurados entiendan de una vez por todas que los ateos también pueden ser católicos, recibir la comunión y casarse en los Jerónimos. Ya no hay ni galgos ni cazadores.
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