La fotovoltaica crece un 35% con el impulso del autoconsumo
La energía solar fue la renovable que más aumentó su potencia instalada en el pasado 2022, el doble que la eólica
Las previsiones apuntan a que se mantendrá el «boom» en 2023 en plena crisis de precios de electricidad
Valladolid
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Iniciar sesiónHace tres lustros hubo un «boom». La energía fotovoltaica triplicaba su implantación en un año, pero la fiebre solar se desinfló. «Cambios normativos» y el «fin de las primas» hicieron que el sector «empezara a decaer» y dejara paso en los siguientes años a otras ... renovables que tomaban un mayor impulso, como es el caso de la eólica, que en Castilla y León supera en capacidad a países enteros como Dinamarca o Irlanda. Sin embargo, al calor de la inflación, la crisis de precios de la luz y de la apuesta por la sostenibilidad desde las administraciones, esta tecnología está de nuevo «cogiendo fuerza» con el autoconsumo como «principal motor». Administraciones, empresas y particulares se van sumando «poco a poco» a esa tendencia y cubriendo de placas los tejados para captar las 2.908 horas de luz que radian la Comunidad al año. En este contexto, en 2022 la potencia instalada con esta tecnología creció un 35%.
Si bien durante años la fotovoltaica se había quedado anclada en torno a los 500 megavatios, con el fin del impuesto del sol en 2018 y la convocatoria de líneas de subvención para animar a la sociedad y el tejido económico a ganar en eficiencia y restar en contaminación, comenzó a crecer paulatinamente tomando el impulso definitivo en 2022. En concreto, el año pasado se pasó de 1.032 megavatios a 1.400 a cierre del ejercicio, triplicándose en cinco años y con la perspectiva de que en el presente ejercicio se mantenga este auge teniendo en cuenta el «elevado» número de expedientes que manejan las administraciones competentes.
El pasado 25 de enero se publicó la declaración de impacto ambiental -las pequeñas instalaciones fotovoltaicas sobre tejados y sin nuevas estructuras no tienen que pasar este trámite- para un total de 240 proyectos por parte de Junta -instalaciones de menos de 50 megavatios- y Gobierno -las más grandes-. De salir adelante supondría un incremento de la potencia de 29.000 megavatios nuevos, veinte veces más que la actual. Ni la administración nacional ni la autonómica cuentan con que todo ello se llegue a ejecutar, ya que muchos proyectos se quedan por el camino, pero aún así las estimaciones que manejan es que en los próximos cuatro años se superen los 3.000 megavatios de potencia instalada, el doble que al cierre de 2022.
Antes «salíamos a vender». «Había que hacer un esfuerzo en la difusión» de este tipo de energía como una «solución rentable». Ahora «vienen a buscarnos» y las empresas del sector acumulan «lista de espera», explica María Jesús Jiménez, coordinadora del Clúster de Energía Renovables y Soluciones Energéticas (Cylsolar), que apunta a que pese a que también aumentan los proyectos de parques solares y cada uno de ellos genera un gran impacto -algunos con capacidad para enganchar a la red 300 megavatios- el «despegue del autoconsumo» es aún más notable.
Valgan de ejemplo las cifras de nuevas instalaciones de estas características inscritas en la Junta de Castilla y León en 2022. Un total de 5.100, el triple que un año antes y con las que se duplicó la potencia instalada hasta la fecha en este ámbito. Desde Cylsolar explican que se ha ido extendiendo como solución energética en tiempos de apuros entre particulares que hasta ahora no lo tenían en mente y «han hecho un hueco» a las placas en sus tejados, pero también ha ganado peso entre la industria y el ámbito público. Universidades, centros sanitarios... No hay una sola capital de provincia que no tenga proyectada o en marcha una instalación.
También entre el tejido empresarial. El punto de partida fue la voluntad de «encontrar un equilibrio entre las necesidades sociales y la protección de nuestro entorno». Con esta idea sobre la mesa, desde Abadía de Retuerta decidieron apostar por la eficiencia energética y lo hicieron a través una instalación de autoconsumo en su bodega con 500 paneles en el tejado. «La energía que generamos supera los 200.000 kilovatio hora anuales, lo que equivale al consumo medio de 60 hogares, y genera ahorros del 30 por ciento», explican desde la firma.
Para uso doméstico se estima una inversión inicial de entre 4.000 y 15.000 euros, que puede amortizarse en entre 5 y 8 años, «igual» que otros sistemas que se nutren de combustibles. Al no requerir de éstos, una vez instalada se logra independencia de un mercado patas arriba y, además, se da compensación por los excedentes generados. «Es rentable. Más todavía con la subida del IVA», defiende Jiménez, que cree que no requiere de subvenciones, salvo para almacenamiento. Aún así, reconocen en el sector el empuje de políticas de ayudas o beneficios fiscales que más que sufragar gastos buscan incentivar la energía limpia. Es el caso de subvenciones a cargo de los Next Generation -la hucha no llega para cubrir todas la solicitudes-, las ayudas a la rehabilitación del Plan de Vivienda que cubren mejoras en eficiencia energética, programas de apoyo para los distintos sectores económicos o que la mitad de los municipios españoles con más de 10.000 habitantes ofrecen descuentos en el IBI.
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Las políticas en pro de la sostenibilidad habrían beneficiado así el desarrollo de renovables, siendo la solar la que más aumentó en expansión en 2022 en Castilla y León gracias en buena parte a ese autoconsumo que, al contrario que los grandes molinos, no depende de lotes ni subastas. En 200 megavatios se elevó la potencia instalada eólica, la mitad que la fotovoltaica. Aún así, copa una muy superior porción del mix energético con 6.595 megavatios; seguida de la hidráulica, con 4.398, que se mantuvo en el pasado ejercicio. Las tres encabezan el bloque de energía limpia, que suma casi el 95 por ciento de la capacidad de la Comunidad, un porcentaje que ha ido creciendo en la última década de manera significativa con el fin de la producción nuclear en Garoña y el más reciente cierre de minas y térmicas.
Comunidades energéticas
En el plano del autoconsumo, las placas habrían ido además recortando distancias con la biomasa, también en auge. Donde parece que los pellets toman una gran ventaja es en instalaciones compartidas. Mientras las redes de calor se abren paso bajo las calles de varias ciudades, entienden desde Cylsolar que las comunidades energéticas de fotovoltaica no tienen «toda la fuerza que deberían por falta de legislación» que facilite un modelo ya en desarrollo en pequeños pueblos que cubren sus tejados de paneles. «Todos generan y comparten».
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