Artes & Letras
Los exilios y exiliados de Jesse A. Fernández
V Festival Internacional de Fotografía de Castilla y León
En el marco del V Festival Internacional de Fotografía de Castilla y León, el Museo de Palencia acoge la muestra de un «nómada universal» que retrató a otros muchos en su particular crónica de la cultura del siglo XX
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Todos somos nómadas, proclama el lema del V Festival Internacional de Fotografía de Castilla y León. Y puestos a buscar un buen ejemplo de ese nomadismo en el campo fotográfico, el FIFCyL lo ha encontrado en Jesse A. Fernández (La Habana, 1925-París, 1986). ... Hijo de emigrantes asturianos, él mismo vivió en medio mundo, y no solo por razones profesionales. Gracias, tal vez, a una especial sensibilidad ante los exilios, retrató a otros muchos transterrados por causas diversas.
Su exposición, 'El arte de un nómada universal', instalada en el Museo de Palencia, refleja un periplo vital que lo llevó a Asturias con siete años y de vuelta a Cuba, huyendo de la guerra civil española, para partir después hacia Estados Unidos y, desde allí, recorrer Hispanoamérica, con etapas en París o Madrid... En Nueva York, donde trabajaba para la agencia Gamma, recibió el encargo de hacer un reportaje sobre la bailarina Alicia Alonso y así se reencontró con la isla caribeña en 1968. Era la Cuba de Hemingway, de Wifredo Lam, de la Bodeguita del Medio y de Fidel Castro, con quien terminó viajando por el país para documentar la vida tras la Revolución, una aventura ilustrada con imágenes en la muestra.
Las fotografías de Jesse A. Fernández, también pintor, componen una crónica de la cultura de buena parte del siglo XX, representada en otros nómadas que se fue encontrando en distintos países: José Guerrero, Saura, Tàpies, Chillida, Miró, Calder... Junto a los retratos que les hizo se muestran, en ocasiones, obras que le regalaban los artistas y que certifican la amistad de los unió.Entre los citados y otros como Borges, Susan Sontag, Juan Rulfo, Miles Davis… era «el ojo incansable que lo ve todo», «la máquina que atrapa cada instante para inmovilizarlo, un hombre apocado y audaz, un individuo vulnerable que detrás de la cámara se convertía en un héroe que no conocía el miedo», en palabras de Guillermo Cabrera Infante recogidas en el catálogo del FIFCyL.
Muchos de los exiliados y nómadas fotografiados por Jesse A. Fernández «tuvieron que salir de su lugar de origen por hambre intelectual, otros por hambre o por temas políticos», destaca la comisaria del Festival Internacional de Fotografía de Castilla y León, María Millán. En Nueva York retrató al bailarín vallisoletano Vicente Escudero y, en Madrid, al pintor palentino Juan Manuel Díaz-Caneja, al filósofo Julián Marías, al escritor Juan Benet y a poetas de la Generación del 27.
En el mismo espacio, las imágenes del autor hispano-cubano conviven con las de la muestra 'Vidas de mujeres', de la fotógrafa documentalista británica Mary Ellen Mark, que se ocupa de otros personajes errantes, «doblemente nómadas», dice Millán: personas que trabajan en el circo y otras a las que la sociedad sitúa en los márgenes «por problemas de droga o de salud mental».
La propuesta del Museo de Palencia es solo una doble parada de las veinte que ofrece el festival, desde el 30 de abril y hasta el 1 de junio, en un recorrido por toda la ciudad. La sala Unicaja, el Centro Cultural de la Diputación Provincial, la Biblioteca Pública, el Archivo Histórico Provincial, la Fundación Díaz-Caneja y el Museo del Agua, además de una docena de cubos expositivos al aire libre, completan las sedes de la edición, como prueba de la colaboración de distintas instituciones. A la iniciativa de la Junta de Castilla y León, a través de la Fundación Siglo, con la complicidad del Ayuntamiento, brindan su colaboración las entidades que ceden parte de los espacios, además del colectivo PallantiaPhoto.
El hilo conductor de la edición, plasmado en el título 'Todos somos nómadas', surgió dos años atrás, a raíz de la muestra de Tonino, confiesa Millán, también movida por su propia condición de nómada y por los fenómenos migratorios que nunca dejan de estar de actualidad. La hija de aquel fotógrafo afincado en la ciudad dijo entonces, ante la comisaria del festival, que su padre «había llenado de felicidad las carteras de muchos emigrantes». Esa frase, que alude a la magia y el poder evocador de la fotografía, no cayó en saco roto.
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