Un año sin Esther López

Tras una cascada de informes e indicios, aún no hay un «relato» de lo ocurrido aquella gélida madrugada

La investigación apunta hacia Óscar, el último en verla con vida antes de ser víctima de un atropello

Lugar en el que se encontró el cadáver de la joven F. BLANCO

M. Gajate

VALLADOLID

Madrugada del 13 de enero de 2022. Varios amigos acaban la noche de fiesta que había comenzado horas antes en un bar de Traspinedo (Valladolid) donde habían quedado para ver un partido de fútbol. Tres de ellos se suben a un coche. Al llegar ... a las proximidades de su vivienda, uno se baja y los otros dos continúan el rumbo. Al volante va Óscar S. M.; de copiloto, Esther López. Es el último rastro certero que se tiene de la joven, cuyo cadáver aparecería 24 días después en una cuneta a menos de un kilómetro del lugar en el que supuestamente desaparece. La autopsia determinaría que pudo ser arrollada por un vehículo a una velocidad leve o media y que moriría horas después sin auxilio como consecuencia de una hemorragia interna e hipotermia. A punto de cumplirse un año de su fallecimiento, no se ha conseguido esclarecer lo ocurrido en esa gélida noche. La Guardia Civil se afana en atar los cabos sueltos de la investigación para tratar de hallar esas respuestas que permitan saber qué pasó en este pequeño municipio de apenas 1.200 habitantes en el que no olvidan. Cada mes, vecinos, amigos y familia de la víctima la recuerdan en una sentida concentración en la que piden «justicia».

El pasado 23 de diciembre, el Juzgado de Instrucción 5 de Valladolid acordaba prorrogar otros seis meses más la investigación del caso, dando respuesta a las peticiones en este sentido de las acusaciones y la defensa del principal sospechoso toda vez que aún no se han dado por concluidas las diligencias y quedan pendientes dos informes que podrían arrojar cierta luz al caso. Se trata del estudio de la compatibilidad del vehículo de Óscar, a quien apuntan todas las miradas, con el que figura en las cámaras de seguridad de un lavadero horas después de la muerte de Esther López, y un informe del Departamento de Biología de Criminalística para determinar el origen y naturaleza de restos biológicos de la joven hallados en el maletero del citado turismo.

Concentración en recuerdo de la joven F. BLANCO

El Volkswagen T-ROC de Óscar ha sido uno de los principales focos de la investigación. Es el último lugar en el que Carolo, amigo de ambos, ve a Esther con vida. Después de aquello, el principal sospechoso señala que discutió con ella y que acabó apeándose de su coche a la altura del restaurante La Maña, en medio de la nada a ras de la N-122. Pasados los días sin noticias suyas la familia denunció su desaparición y comenzó entonces una búsqueda frenética. Decenas de voluntarios se sumaban al operativo de la Guardia Civil pero no sería hasta el 4 de febrero cuando un paseante dio con su cadáver .

El hallazgo ponía fin a la angustiosa búsqueda pero lejos de dar respuesta, abría nuevos interrogantes sobre la muerte de Esther y quién podría ser el responsable. Inicialmente estuvo en el punto de mira Ramón J.G.F., creyéndose que habría podido ir a su casa esa noche, pero no se hallaron indicios de ello y tras seis días detenido fue puesto en libertad. Para entonces estaban también investigados los dos amigos que compartieron coche con ella. Los tres continúan bajo esta condición pero las miradas de la Benemérita se centran sólo en uno, el último en estar a solas con ella y verla con vida.

La Guardia Civil ha dirigido varios informes sobre aspectos que podrían vincular a Óscar con la muerte de la joven como el hecho de que los dos móviles estuvieron desconectados a la vez, al mismo tiempo y cerca de la finca de él, los citados restos de ADN en el vehículo, el borrado de los datos de averías del ordenador de su coche o que el navegador del mismo recogiera que estuvo en la curva en la que apareció el cadáver de la joven días antes de ser encontrado, teniendo en cuenta que planea aún la duda de si estuvo allí los 24 días en los que se perdió su pista. El investigado insiste en que dejó a Esther sana y salva en el inhóspito paraje desde el que nunca regresó a casa. Un año después, tras una cascada de indicios, sospechas y teorías, todavía «no hay relato», entiende la jueza.

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