Esas otras escuelas llamadas museos

Recuerda que desde su puesta en marcha, allá por 2010, el área educativa ha sido «una de las líneas singulares» de la institución, y a la vez «una de sus señas de identidad», ya que «el principal cometido de todos los profesionales que trabajamos en ella es transformar toda la información científica que han generado y generan los yacimientos de la Sierra de Atapuerca en un discurso accesible para todos los públicos: desde niños pequeños a adultos». Ello demanda de los profesionales de este área «una capacidad de síntesis y articulación discursiva que luego nos permitirá interaccionar de forma activa con los visitantes».

Y es que esta institución castellano y leonesa, en cuyas salas se pueden conocer no sólo los principales hallazgos del yacimiento burgalés, sino las disciplinas científicas que intervienen y las interpretaciones que se extraen de él, fue «pionera» en la creación de la figura del educador «como un elemento partícipe dentro de la exposición permanente». Esto quiere decir «que los visitantes, cuando acuden al museo, en lugar de encontrarse con vigilantes de sala lo hacen con educadores a los que pueden interpelar, plantear dudas, profundizar sobre determinados aspectos...», detalla Alonso sobre un modelo que con posterioridad fue copiado por otras instituciones como el Arqueológico Nacional.

Pone de relieve, además, la «formación interdisciplinar» del equipo, con conocimientos en «prehistoria, arqueología, biología, etc.», sin la cual sería imposible «adaptar el ingente contenido» que proporciona el yacimiento, que ha nutrido «más de mil artículos científicos» generados en los más de 45 años de excavaciones. Destaca, además, el esfuerzo por adaptarse a los nuevos tiempos, ya que es relevante su presencia en las redes sociales -desde su impulso definitivo a raíz de la irrupción de la pandemia-. Tal es así que en el marco de la efeméride celebrada ayer, el MEH fue una de las dos instituciones cuyo trabajo destacó Tik Tok -la otra fue la Galería de las Colecciones Reales-.

En este sentido, Rodrigo Alonso ve fundamental adaptarse a todos los 'lenguajes' para 'conectar' con los nuevos públicos, algo que ellos se empeñan: «Es curioso pasear por el museo y ver cómo un niño está explicando a su padre quién era 'Miguelón', ese preneandertal que vivió en Atapuerca hace más de 400.000 años. Es un buen síntoma de que la ciencia funciona y de que los museos como lugares de transferencia de conocimiento también».

«Nuestra labor es desentrañar los discursos que elaboran los comisarios y hacerlos accesibles al público», remarca Irene Pérez, responsable del Área de Educación del Museo Patio Herreriano de Valladolid. Al igual que ocurre con los contenidos científicos, adaptar el lenguaje del arte contemporáneo no es tarea fácil «porque partes de planteamientos muy intelectuales». Pone como ejemplo el proyecto específico que Teresa Lanceta, Premio Nacional de Artes Plásticas 2023, desarrolló para el centro y que actualmente se expone en la Capilla y la sala 9: «Es una investigación histórica que va hacia delante y hacia atrás, basada en la batalla de las Navas de Tolosa, pero en la que se enredan microhistorias de personajes de diferentes épocas. Hacer accesible a todos los públicos la carga conceptual que conlleva sería imposible sin unos filtros previos del área de educación», sostiene esta profesional que accedió al cargo en febrero de 2022, aunque previamente había trabajado diez años como educadora en el museo. «En este caso, lo que hicimos en un taller en carnaval fue partir del pendón de las Navas de Tolosa para hablar de los escudos heráldicos».

Reivindica, por ello, un trabajo que considera «fundamental» porque realmente «estos departamentos son los que conectan al público con la institución. Hacemos esa labor de puente, que es tan importante, y además de que nos escuchen, nosotros intentamos escuchar. Así, cuando desde la dirección se plantean nuevos proyectos y exposiciones tratamos de aportar, en esos planteamientos previos, la voz del público».

Escolares -fundamentalmente de Infantil y Primaria- son los principales destinatarios de los talleres y actividades del Patio Herreriano, empeñado ahora también en impulsar un programa específico para adultos: «Se trata de una iniciativa en la que vienen tres días al museo, vamos viendo las diferentes exposiciones, también los almacenes y hacemos una actividad plástica. Este es el segundo año que lo hacemos y va calando poco a poco. Por ello estamos luchando».

Desde la Fundación Cerezales, institución privada asentada en el municipio leonés de Cerezales del Condado destinada a la producción cultural y etnoeducación, consideran que hace tiempo que la labor de las áreas de educación de estas instituciones trasciende de la colección y pone en valor su «investigación permanente». En este sentido, explica que su trabajo parte de indagar en las «problemáticas, realidades y contradicciones que existen en el medio rural», que es su «contexto», y a partir de ahí «construir»: «No se trata de imponer una cultura, sino de entender que las comunidades que habitan en este territorio son portadoras de unos saberes propios, más tradicionales, más populares, que estaban ahí antes de que nosotros llegáramos», sostiene Nadia Teixeira, al frente de un área que ve «estructural y de vital importancia».

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Con esa filosofía han puesto en marcha ciclos -prefiere llamarlo así en lugar de programas «porque entendemos esas investigaciones a largo plazo»- como 'Herbarium', «que tiene que ver con el mundo vegetal y la recuperación de los usos tradicionales de las plantas» o 'Gea', donde dan a conocer la geología de la comarca. Colaboran, además, con los centros educativos de su radio de acción -Boñar, Porma y Riello- con el fin de servir de complemento a su formación educativa.

El Museo de la Evolución Humana, el Patio Herreriano y la Fundación Cerezales son tres ejemplos de cómo instituciones públicas y privadas, en distintas manos, trabajan hoy en diferentes contextos para «democratizar» sus contenidos y hacer lo que el Consejo Internacional de los Museos (ICOM), impulsor de la celebración de este Día Internacional desde 1977, considera tarea fundamental de estos centros: fomentan la curiosidad, la creatividad y el pensamiento crítico.