El Erasmus no tiene edad
La Universidad de Burgos está entre las tres primeras de España que ha enviado un grupo estudiantes mayores de 50 años al extranjero en el marco del famoso programa europeo
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Valladolid
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Iniciar sesiónEl popular programa de movilidad europeo Erasmus ya no es solo cosa de jóvenes. ¿Por qué no podría esa popular actividad universitaria dar el salto para los más mayores? Ésa era la pregunta que cada vez más a menudo hacían a la Universidad ... de Burgos los alumnos del Programa Interuniversitario de la Experiencia -una formación que imparte dirigida a mayores de 50 años-. Y fue ese interés el que animó a la institución burgalesa a dar el paso y solicitar a la UE la participación de sus estudiantes más 'veteranos' en una aventura que no ha perdido tirón con el paso de los años y en la que ya han participado miles de universitarios europeos.
Las puertas se abrieron en 2021, pero no fue hasta el pasado año cuando las universidades españolas se decidieron a pedir esa estancia en el extranjero para los mayores de 50. Las tres primeras en hacerlo han sido la Oberta de Catalunya, la de Alicante y la de Burgos, que fue la que hizo de avanzadilla al enviar a sus estudiantes fuera el pasado mes de abril. Un grupo de ocho personas -siete mujeres y un hombre- viajaron a Eslovaquia durante ocho días en una experiencia que se volverá a repetir en noviembre en Finlandia con otros alumnos y en marzo de 2024 a Portugal. De momento, es una especie de programa piloto o de prueba, pero la intención es que los inscritos en la universidad de la experiencia burgalesa -un programa que financia la Junta y se gestiona desde la UBU- puedan tener cada año la opción de pasar unos días conociendo un centro y cultura internacionales y que el abanico de destinos pueda ser cada vez mayor.
Por ahora, los primeros viajeros están encantados. A Yolanda Crespo la jubilación le llegó a los 56 años. Dejó entonces un laboratorio de farmacia en Aranda de Duero (Burgos) y comenzó una especie de crisis existencial. Demasiado tiempo libre que ocupar le pedía a una persona activa como ella seguir en movimiento. Así llegó este curso al programa universitario de la experiencia, que, aunque se imparte desde un centro de enseñanza superior, no tiene nada que ver con las carreras al uso. Los inscritos se gradúan a los tres años y escogen materias en función de sus intereses (ciencias, cultura, literaura, geografía...) que son desgranadas por diferentes ponentes. «A mi me ha dado la vida», subraya Yolanda, que en cuanto tuvo la oportunidad de inscribirse además a este Erasmus, también adaptado al programa -es de algo más de una semana en lugar de todo el curso como el de los estudiantes más jóvenes-, no lo dudó. «Mientras pueda, me voy a apuntar a un bombardeo», explica y resume así su actitud ante la vida. «Yo he viajado mucho con mi hija, pero esto es diferente», relata. Ocho alumnos, dos docentes y una estudiante en prácticas componían la expedición burgalesa a la Univerzita Mateja Bela (UMB). Allí su 'cuartel general' fue la Facultad de Filosofía, donde pudieron conocer más a fondo la cultura del país, la historia de la ciudad, hacer una breve incursión al eslovaco y un taller de teatro. «Sí pudimos vivir el espíritu Erasmus», asegura, con momentos de ocio y desconexión en un lugar con mucho ambiente estudiantil. De hecho allí se encontraron con jóvenes españoles que estaban pasando el curso en ese mismo lugar.
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«Nos mezclamos con la gente, conocimos también otros lugares como restaurantes y bares», recuerda Matilde, de Miranda de Ebro, a quien esta vivencia le ha servido para dar un paso más al que hasta ahora no se había atrevido y avanzar en el estudio del inglés o de otras materias. «Me daba por pensar que era muy mayor, pero ahora digo: '¿por qué no?'».
«El idioma no fue un problema. Pusieron a nuestra disposición estudiantes de español y en ese sentido estuvimos muy protegidos. También nos entendíamos gracias al traductor de Google», indica Matilde. «Y ahí ves también la necesidad de adaptarte a la tecnología y de que mientras estemos en este mundo hay que seguir el ritmo que lleva la vida», reflexiona esta alumna de Miranda, para quien la visita a Eslovaquia es una «oportunidad buenísima». «Sobre todo para gente como yo, que ha estado trabajando toda la vida», resume.
Es lo mismo que piensa Silvia Tobar sobre la experiencia. A sus 55 años y sin haberse jubilado del todo se apuntó al Erasmus por sus «ganas de viajar» en el que es su primer curso en el programa interuniversitario de la experiencia en Villarcayo, también en Burgos. Le sorprendió que aceptasen su petición y es que cree que al ser la primera vez «no se ha apuntado mucha gente».
«Sin miedo»
«No me sentí una universitaria como tal, pero sí me ha ayudado para aprender mucho», explica. Aspectos culturales del país, de su idioma y de la propia universidad de acogida fue en lo que se centraron principalmente las clases allí, indica, antes de animar a que en futuras convocatorias se animen más viajeros. «Que no tengan miedo, tampoco al idioma», subraya antes de agradecer la organización de una experiencia que «puede ayudar a mucha gente a que tenga una motivación diferente». «En mi caso, yo me sigo sientiendo muy joven y gente más mayor, también», dice, y la universidad de la experiencia «ayuda» a estar en movimiento.
Satisfechos están también en el programa. La profesora Vanesa Baños fue la encargada de acompañar al grupo en esta primera aventura del Erasmus para los alumnos de más edad. «Muchos ya habían salido al extranjero, pero aquí han podido sentirse estudiantes y empaparse del ambiente universitario», relata. Pero, además de vivir el espíritu Erasmus, «ha sido una buena oportunidad de aprendizaje». «Les hizo mucha ilusión encontrarse con los esudiantes más jóvenes», asegura la docente.
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