Un dato, ha destacado el consejero de Economía y Hacienda de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, que supone que el PIB (Producto Interior Bruto) de la Comunidad ya sea un 2,5 por ciento superior al del final de 2019, justo antes del estallido de la pandemia del Covid-19, siendo además algo superior a
Un avance que tiene como claro motor el sector industrial, con un «crecimiento muy alto», del 7,7% en este periodo, y ayudado por el alza «relevante» en servicios (5,1) y construcción (3,1). Sin embargo, la agricultura y la ganadería «siguen tirando hacia abajo», y se anotaron un desplome cercado al nueve por ciento. «Dato que impide que la recuperación pueda ser a mayor ritmo», ha señalado Carriedo, quien han resaltado que el dato negativo es aún más significativo si se tiene en cuenta que la bajada se añade a los «varios trimestres» ya de descenso.
Exportaciones y consumo
Por lo que se refiere a la demanda, la interna es la que hizo una mayor contribución positiva al crecimiento del PIB en Castilla y León, al pasar de 2,6 a 3,1 puntos porcentuales. Por su parte, el sector exterior se elevó a 1,5 puntos, con un mayor crecimiento de las exportaciones totales que el trimestre anterior y también de las importaciones, pero en menor medida.
En cuanto al gasto en consumo final, con un crecimiento estancado en el 2,7%, fue mayor el de los hogares y menor el incremento por parte delas administraciones públicas.
Unos datos que, pese a pisar algo el freno al crecimiento de la economía de Castilla y León, «consolidan» la previsión «realista» marcada por la Junta para este ejercicio, fijada en el 1,6%, ha destacado Carriedo. «No estamos barajando un escenario de recesión económica», ha recalcado el también consejero portavoz.
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