Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl otro día me contaron la historia de un jovencísimo médico vallisoletano de esos que escriben de el New England Journal of Medicine o en The Lancet sin despeinarse porque son buenos, muy buenos. Gente de aquí, de los que te encuentras en el supermercado ... pero que no reparas en ellos porque sus pantalones, su chaqueta y su abrigo son normales, hasta su compostura en la cola de la caja es normal…. A veces, un cierto aire despistado son la única pista para distinguirles.
La proeza del joven médico tenía que ver con la nefrología o algo que se le parecía. Quien hablaba de él era otro médico que se emocionaba por los logros de «uno de los suyos». Cuando terminamos la conversación me dieron ganas de conocer al ínclito galeno aunque no creo que llegue la oportunidad si no es por que, Dios no lo quiera, me tenga que recibir como paciente. Esperemos que no sea el caso y que mi admiración se quede en eso, en el reconocimiento a lo mucho y bueno que tenemos en el portal de al lado.
El final del día se avino con la relectura del periódico y un rato de televisión. A esas horas de la noche todas las noticias ya son viejas y lo único que te queda es entretenimiento, análisis y algún que otro sermón laico de asalariados de parte que afirman no entender porqué la gente vota a quien vota. Tras unos minutos de atención casi me convencen de que lo que hay que hacer es contar las cosas para que la gente las entienda. La literatura tiene que ser accesible si pretende ser buena y la comunicación ha de ser a través de TikTok si tienes a los jóvenes en tu radar.
A esas horas nadie parecía acordarse de que lo que hace el joven maestro de la medicina no se puede explicar como si del montaje de una mesilla se tratara. Lo mismo ocurre con la macroeconomía o la energía nuclear. Una cosa es la pedagogía y otra bien distinta es convencerte de que un tipo de letras y que se marea con la sangre es capaz de operar el riñón que el joven científico ha reparado en su laboratorio. Mira que le costó a Santo Tomás escribir Las Cinco Vías como para que ahora llegue Rosalía y haga entender al mundo que Dios existe. Cuando estrene el próximo disco confirmará cuánto hay de revelación y cuánto de publicidad. Porque una cosa es tener fe y otra la moda, porque una cosa es no comer grasas saturadas y otra es ser médico. Si de la democracia o de gobernar se trata ya no hace falta remontarse ni a Pericles ni a Churchill porque llega un tipo y en un vídeo de un minuto te explica cómo salvar el mundo.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete