VÍA PULCHRITUDINIS
Entendernos... o no
La inseguridad jurídica, sin embargo, es un juego de niños en comparación con la inseguridad en las relaciones humanas
Pervertir la Democracia
La diferencia
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Iniciar sesiónNadie sabe a qué atenerse porque nada de lo que antes era seguro ahora tiene garantías de serlo. Esto es así no porque las cosas hayan cambiado, sino porque sin atender a ninguna razón lógica alguien ve en la demolición de algo inamovible, sea importante ... o no, la oportunidad de derribar al rival político, de abrir brecha, de confrontar. Ante lo incuestionable del beneficio de la denuncia de una mujer maltratada ahora, la premisa cambia porque desde la progresía se considera más importante poner en duda la fiabilidad de la judicatura que erradicar la violencia machista. El Gobierno presenta ante la sociedad un poder judicial facha y machista convirtiendo la anécdota en categoría para enjugar errores legislativos y otros intereses espurios. Olvidan contar lo magnífico de un sistema garantista como el nuestro repleto de recursos, amparos y órganos colegiados. Sembrar desconfianza sobre el sistema conduce inexorablemente al silencio y a la resignación de miles de víctimas que son invitadas a pensar que mejor calladas que sometidas a un juez de derechas.
La inseguridad jurídica, sin embargo, es un juego de niños en comparación con la inseguridad en las relaciones humanas. La preocupación por lo correcto o lo equivocado no deriva del sano cuestionamiento sobre nuestros principios sino por aquella ola de lo políticamente correcto que se instauró más por el temor a perder votos que para ganarlos. Ahora aquello del circunloquio, el relativismo y el politiqués se ha transformado en la lucha por el control del relato.
Nuestro último gran acuerdo político fue para, afortunadamente, eliminar el término 'disminuido' de nuestra Constitución. Es de justicia reconocer lo positivo de que nuestra Carta Magna renunciase a una terminología peyorativa y desfasada. El ejemplo sirve, sin embargo, para retomar la idea de la inseguridad en nuestras relaciones. El acuerdo político no elimina el término de la realidad y, ni tan siquiera, del diccionario de la RAE. Los famosos niños, niñas y niñes de Irene Montero o el lenguaje inclusivo impuesto vía circular ministerial tampoco modifican la realidad porque la ley no describe cómo se siente un 'niñe', sino cosas muy distintas y no para ser inclusivos sino excluyentes. Alguien podría pensar que ayudan a describir mejor nuestro entorno pero de eso, afortunadamente, se encargan los ciudadanos al hablar y conformar el lenguaje con el que nos entendemos. Asesinar está mal y dar limosna está bien con Código Penal o sin él. Los términos facha y rojo también se han difuminado tanto que estamos inhabilitados para estar alerta ante lo bueno o lo malo que, de verdad, encierra la realidad de ambos términos. Vaciar el lenguaje de significado es un drama pero adulterarlo es un serio peligro para nuestra libertad. Imagine que al nacer hubieran olvidado ponerle nombre, hoy, simplemente, no existiría.
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