Vía pulchritudinis
Castilla y León
En Villalar siempre han triunfado el clarete y las campas polvorientas donde sentirse organizadamente inseguro si no formas parte de la casta que concede crotales de pertenencia
Fundaciones
Crueldad
Valladolid
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Iniciar sesiónLa revolución Comunera del siglo XVI y el nacimiento del Parlamentarismo en el siglo XII tienen entidad más que suficiente para considerar su efemérides como festividad. Se trata de eventos históricos, dignos de reconocimiento, de revoluciones de calado global que se incardinan en los derechos, ... en el anhelo de un pueblo por avanzar, progresar. Ahora, en el siglo XXI, algunos se empeñan en convertir ambos eventos en armas arrojadizas que ni los que lograron aplacarlos habrían imaginado. Reduccionismo paleto y excluyente.
En Villalar siempre han triunfado el clarete y las campas polvorientas donde sentirse organizadamente inseguro si no formas parte de la casta que concede crotales de pertenencia. Expresión máxima de la exclusión, no de la lucha por la libertad sino por el puro afán de la división, de un malentendido nacionalismo de clase que, aunque no lo crean, mancillan la memoria de sus impulsores que, sin duda, estarían más cerca de los fascismos de turno que del pretendido anarcosindicalismo anclado en la máxima ideológica del yo llevo rastas y tú no. Es una suerte que el revisionismo histórico no haya hecho sucumbir a Bravo, Padilla y Maldonado como pretende hacerlo con Escarlata O´Hara.
El parlamentarismo leonés es otro de los grandes de nuestra historia. El primero del mundo. La cuna de lo que después de la Grecia clásica encarna el alborear de la democracia representativa. Declaraciones de independencia, santos patrones y hasta fundaciones palidecen al lado de lo de León.
No hace falta que ninguno de los castellanoleoneses nos paremos a pensar en lo que significó y lo que significan aquellos eventos fallidos que merecen reconocimiento por le mero hecho de que «pudieron llegar a ser». Lo que es imprescindible es que los líderes políticos dejen de abundar en sus versiones excluyentes. Tudanca no puede amotinarse en Villalar satisfecho de que allí no haya espacio para todos mientras en León defiende el parlamentarismo para que allí no puedan entrar los castellanos.
No es que los que regaron con su sangre los campos de batalla en la Edad Media lo hicieran sin resentimiento y afán de venganza pero es falso que aquellos eruditos que fueron capaces de arrastrarles a la batalla pensaran así cuando lo que se sacaron de la manga eran el parlamentarismo y la lucha por los derechos civiles. Dónde se puede votar para que dejemos de ver en el tamaño de los trabucos lo más importante de aquello por lo que luchamos.
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