vía pulchritudinis
Alkaseltzer
Hoy volvemos a lo cotidiano, a esa rutina embriagadora de la oficina, el taller o el tractor que nos reconcilia con el mundo
Mayoría social
No da igual
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Iniciar sesiónEl pollo de corral que el día de Reyes guisó Maricarmen estaba espectacular. Las patatas, el caldo y el hasta el pollo que era del bueno desaparecieron por arte de magia, hasta los que no querían probarlo repitieron. La digestión, sin embargo, se convirtió en ... el recordatorio de que los años no pasan en balde y a eso de las nueve recurrir al Alkaseltzer fue como rezar una novena a San Antonio para que aquello pasara y confirmar que ya no aguantamos las tradiciones como antaño.
Hoy volvemos a lo cotidiano, a esa rutina embriagadora de la oficina, el taller o el tractor que nos reconcilia con el mundo. Ya nadie tiene que hacer gala de ser el más tradicional, cumplidor con las pasiones de esos abuelos tantas veces recordados mientras la familia se arremolina junto al Belén. De aquí a las Candelas, cuando retiremos el Misterio, el mundo volverá a ser lo que es. Ya no será necesario criticar las cabalgatas de reinas magas ni las felicitaciones del solsticio de invierno.
Este mes de enero volveremos a dejar sin cumplir los propósitos de año nuevo, olvidaremos las promesas de reciedumbre conjuradas al calor del vino de la Ribera y del anís escarchado. La realidad nos dará un sartenazo en la cara y, de nuevo, Pedro Sánchez volverá a ser la tabla de salvación a la que aupar todos nuestros fracasos y la justificación de nuestras desdichas, debilidades, frustraciones y vagancias. Seguro que el presidente del Gobierno habrá cenado cosas sostenibles y ecológicas, habrá regalado presentes no sexistas, integradores… mientras nosotros nos asalvajábamos entre carnes rojas y nos emplumábamos amigos invisibles de a veinte euros fabricados por niños en el sudeste asiático.
Hoy, por fin, podemos quitarnos las caretas y decir alto y claro, aún con el Belén mirándonos desde el aparador, que estamos en manos del mal, de esa hipermodernidad woke insoportable. A partir de hoy podemos volver a ser vagos, no por que queramos sino porque nos obligan. Si el niño es tonto o no tiene trabajo será culpa de Yolanda Díaz, si apalizas a tu mujer será culpa de Santiago Abascal. Hasta Semana Santa la culpa vuelve a ser de los demás y tú sólo tendrás que encomendarte de nuevo al Alkasetzer ahora para hacer la digestión de esas perversiones que tan fácil te hacen la vida aunque también sepas lo mal que te sientan.
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