El cura de Valladolid condenado por ciberacoso y abuso sexual podrá volver a ejercer, pero no tratar con menores

Una decisión que el además presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha trasladado en una comunicación a los sacerdotes y fieles de la archidiócesis de Valladolid, con fecha 21 de enero, en la que pide, que, «después de rendir cuentas ante la justicia humana y haber recibido el juicio de la Iglesia, le acojáis con misericordia y afecto en la vida de la Iglesia diocesana, especialmente en el presbiterio, como hermano sacerdote a cuya fraternidad nunca ha dejado de pertenecer».

En el decreto, Argüello señala que una vez concluido el proceso, la situación a la que a partir de ahora pasa Oliver F. L., que en ningún momento había perdido el estado clerical, supone que «se levanta la suspensión para el ejercicio del ministerio sacerdotal» que fue decretada el 12 de enero de 2020. Eso sí, añade, estará «limitada», pues en su actividad pastoral «no podrá tratar con menores de edad» durante un periodo de diez años.

Además, también señala que deberá seguir un «acompañamiento psico afectivo y espiritual» durante dos años.

La decisión llega una vez que el que fuera capellán de las Angustias fue juzgado tanto por los tribunales civiles y cumplido la pena de privación de libertad impuesta. De modo, añade, que «era necesario terminar con el proceso canónico que fue instruido por el Tribunal de la Rota de la Nunciatura en España» a petición de quien entonces era arzobispo, monseñor Ricardo Blázquez.

Oliver F. L. fue condenado por la Audiencia Provincial de Valladolid, y confirmado por el TSJ tras su recurso, por ciberacoso y abuso sexual sobre una menor de trece años que ejercía junto a su madre la mendicidad en las puertas del templo. Unos hechos que se remontaban a finales de 2019, cuando el condenado comenzó a mantener contacto por Whatsapp con la joven, de origen rumano, cuando ejercía la mendicidad junto a su madre a las puertas del céntrico templo.

Aun sabedor él en todo momento de la edad de la adolescente, los mensajes tenían contenido sexual, como por ejemplo qué postura sexual le gustaba. Además, insistía en verse a solas para mantener relaciones sexuales con la chica y le reclamó vídeos que ella le remitió de ella en ropa interior o incluso desnuda, mientras que él le mando uno masturbándose. Tras ello, la joven le reclamó que le comprara una casa a su madre y que si no lo hacía le denunciaría, como así lo hizo tres días después al no acceder al chantaje.