Cristina Ayala: «No aspiraba a ser la alcaldesa de Burgos, pero es algo apasionante»
Defiende la «impepinable» coalición como «una necesidad» para lograr el «objetivo final» de «acabar con cuatro años de paralización de la ciudad»
La «sencilla» petición del Ayuntamiento de Burgos al Gobierno: «enciendan» la luz en la A-1
J. M. AYALA
Burgos
Con las ideas muy claras y determinada a «cambiar las cosas» en Burgos, a Cristina Ayala, la primera regidora en la historia de la ciudad –«y además de derechas»– no le ha temblado el pulso a la hora de paralizar proyectos de la ... anterior legislatura –liderada por el PSOE– «que habían fracasado» porque «para hacer tortillas hay que romper antes los huevos». Reconoce que «ni aspiraba ni esperaba» ser alcaldesa, pero que ahora está encantada. «Es algo espectacular», dice.
—El 15 de junio, dos días antes de que tomara posesión, se escenificó el acuerdo entre PP y Vox. ¿Desde cuando sabía usted realmente que se iba a convertir en la primera alcaldesa de Burgos?
—Saberlo de verdad, el 17 de junio tras coger el bastón de mando. Hasta el momento del voto no se puede dar nada por hecho como se vio en esta misma ciudad hace cuatro años. Pero sí debo decir que desde la noche electoral todo parecía indicar cuál era el camino. Los burgaleses habían optado por un proyecto de centro-derecha en la ciudad con dos protagonistas: PP y Vox.
—Voy aún más atrás en el tiempo... Usted era senadora y se hablaba de otros nombres para optar a la alcaldía. ¿Cómo y cuándo se fraguó su candidatura?
—Hay veces que se da el 'momentum' y todo converge. No era mi idea ser alcaldesa de Burgos, aunque para cualquier persona que se dedica a la política este cargo siempre es un objetivo vital por lo que supone. Pero no, no estaba entre mis aspiraciones. Hay una frase que utilizamos mucho y que los periodistas no se creen y que es la de que estamos a disposición del partido. Cuando me lo propusieron, aunque familiarmente la situación era difícil, pensé que podía intentarlo aunque era una apuesta muy arriesgada.
—¿Pero le sorprendió la propuesta?
—Me sorprendió, sí. No la esperaba.
—¿Y quién se la trasladó o quién se lo pidió?
—El partido (sonríe).
—Lleva ya algo más de un mes en el cargo ¿Es como lo suponía o todavía no se ha hecho una idea de lo que conlleva esta responsabilidad?
—Es todavía mejor de lo que esperaba. Es apasionante y espectacular poder decidir las cosas que son importantes para tu ciudad. Pero a la vez soy consciente que esto es muy intenso tanto para lo bueno como para lo malo.
—El pacto con Vox era casi obligatorio...
—(Interrumpe) Casi no. Era obligatorio. Lo que yo vi en el electorado que nos había votado es que, en general, se quería que hubiera ese pacto. Como tantas veces, esto consiste en hacer de la necesidad, virtud. Algo que es impepinable hay que hacerlo para llegar al objetivo final que era acabar con cuatro años de paralización de la ciudad.
—¿Y cuál es su valoración de la coalición en estas primeras semanas?
—Va muy bien. Lo que puedo decir es que somos un único equipo de Gobierno. Esa estabilidad para los próximos cuatro años es muy necesaria para Burgos y mantengo la expectativa de que dure todo ese tiempo.
—¿El hecho de ser alcaldesa habiendo quedado por detrás del PSOE es algo que tenía asumido?
—Nos hubiera gustado tener claramente un resultado mejor. Pero hubo ciertas distorsiones en los últimos meses (se refiere, sin citarla, a la 'rebelión' de la exportavoz del Grupo Municipal Popular, Carolina Blasco, que creó un partido tras ser rechazada como candidata por el PP). Las cosas suceden y hay que hacer los cestos con los mimbres que uno tiene. En todo caso, el resultado ya fue muy bueno porque veníamos de un momento en que la cotización de las siglas estaba muy baja.
«Somos un único equipo de Gobierno y mantengo la expectativa de durar así cuatro años»
—Se lo pregunté a su homóloga en Palencia, la socialista Miriam Andrés: ¿Por que es importante reivindicar que sea usted la primera alcaldesa de su ciudad?
—Porque rompemos un techo de cristal. Porque nunca había habido ninguna. Y en el caso de Burgos sucede en un partido de derechas. Nunca voy a aceptar ese marco mental que nos quieren imponer las izquierdas afirmando que son ellos los únicos que favorecen la libertad, la igualdad, la mujer, la diversidad sexual, el medio ambiente.... No. Es que todo eso es mentira. Son los mantras que repiten una y otra vez y no son realidad. Desde el PP, estamos empeñados en hacer más pedagogía y explicarnos frente a esta falsedad. Mi jefa de gabinete, la portavoz y la responsable de protocolo son mujeres porque eran las mejores para esos puestos. Demostramos que las mujeres que representan al PP no necesitan una cuota sino que están por sus capacidades. Lo de las cuotas da una sensación de florero, de poner a alguien porque lo dice la ley. ¿A mí me unen cosas con mujeres por ser mujeres? Sí. ¿Eso es lo que me debe separar de los hombres? No. Dejemos atrás ese feminismo divisivo que no nos beneficia en nada.
—El exalcalde no ha tardado en criticar prácticamente cada una de sus medidas. ¿Cómo es y va a ser la relación con el responsable del único partido en la oposición?
—La relación personalmente es buena y aspiro a que siga así durante los próximos cuatro años, pero cada uno defendemos cosas diferentes. Creo que es bueno que se discrepe y él esta ejerciendo como jefe de oposición y su labor es necesaria porque no somos infalibles. A mí no me importa que me critiquen, lo que me importa es que tengan razón y el exalcalde no la tiene. Mi labor es hacer más cosas positivas que negativas, que es justo lo contrario que sucedió en la pasada legislatura. Baste decir que el PSOE ha fracasado en los tres proyectos de legislatura que se fijó y eso parece excesivo.
—Usted ya ha paralizado varios de esos proyectos nada más llegar.
—Claro. El Burgos Río, el Mercado Norte, alguna peatonalización... Es que hemos venido a cambiar las cosas. Para que todo siguiera igual valía Daniel de la Rosa (el exregidor). El Mercado Norte ya estaba paralizado porque en un informe reciente ya se dice que el Ayuntamiento había desistido. Lo que pretendemos nosotros es empezar a andar respecto a una situación de fracaso anterior y para hacer tortillas hay que romper huevos. El PSOE ha tenido cuatro años para desarrollar esos proyectos, pero es que ni los inició por ser unos incapaces.«D
«Demostramos que las mujeres que representan al PP no necesitan una cuota sino que están por sus capacidades. Lo de las cuotas da una sensación de florero»
—Y quieren un ExpoBurgos.
—Es un proyecto ambicioso y de ciudad. ¿Como es posible que Burgos, siendo tan industrial, no tenga esa infraestructura? Pero es que también servirá para la cultura y el patrimonio, para el ocio de la ciudad... Aquí lo que no podemos dedicarnos únicamente es a pensar donde van las barracas diez días al año. Hay que superar ese debate y desarrollar un recinto ferial para la ciudad que nos proyecte en el futuro. Dejemos de pensar en pequeño.
—Esta pasada semana también han recibido críticas por retirar o no conceder dos subvenciones vinculadas a la Memoria Histórica. ¿No cree que es dar 'munición' a la oposición?
—Volvemos al mismo marco mental. Es una subvención a una asociación y una cátedra sobre 'represión franquista'. Dos cosas al respecto. Ya hemos dicho en el Partido Popular que la Memoria Histórica es un concepto divisivo en el que no nos encontramos porque la izquierda nos ha sacado al pactarla con Bildu en lugar de con el principal partido de la oposición. En cuanto a este caso concreto, era una subvención para algo que se hacía fuera del territorio municipal y no tiene sentido que la sufraguemos. Además, si tanto le interesaba al PSOE, la podía haber introducido en el Presupuesto y no lo hizo. Sobre la cátedra, claro que hubo represión franquista, pero es que hubo más cosas. ¿Por qué centrarnos en ver solo una etapa de la historia? El siglo XX fue tremendo para España hasta que llegó la Transición, pero lo fue desde el principio y la izquierda se empeña en poner sólo el foco en un momento concreto. Es el error en el que nos han metido de forma torticera e ideológica .
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—En el acuerdo PP-Vox prevé un Plan de Seguridad Ciudadana, con agentes a pie y de paisano por la noche, y la creación de una unidad especial contra el vandalismo. ¿Puede parecer que Burgos es una ciudad terriblemente insegura?
—No es una ciudad insegura, pero lo es más que antes. Esa es la clave. Nos pasa lo mismo con la limpieza. Burgos está mucho más sucia que años atrás. La cuestión es compararse con lo que hemos sido. Los ratios de criminalidad han subido mucho en los últimos tiempos y tenemos que intentar volver donde estábamos. En cuanto a los policías de paisano, me parece que son un agente disuasorio claro para la noche burgalesa en cuanto a los comportamientos delictivos.
—Ya ha remitido sendas cartas tanto a la Junta, para reclamar el desarrollo del parque tecnológico, como al Gobierno, exigiendo la iluminación de los accesos a Burgos de la A-1.
—El parque tiene que avanzar cuanto antes. Ahí vamos a estar los primeros reivindicando a la Junta. El tema de la solicitud al Ministerio era porque están en funciones y nos pareció que el asunto de la iluminación era factible, pero desde luego lo más importante son las infraestructuras. El miércoles tuvimos un pleno extraordinario por este asunto después de que los partidos políticos nos hayamos sumado a la plataforma cívica existente. Básicamente es prioritario el nodo logístico, el tren directo y las autovías. Son las tres claves.
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