Confirmada la condena de 15 años por violar reiteradamente a su nieta en presencia de otros niños

Según la sentencia de la Audiencia Provincial de Ávila corroborada ahora, en el verano en que la entonces niña contaba con 13 años, estuvo pasando unos días de vacaciones con sus abuelos paternos en la localidad de Torrevieja, donde poseían un chalet. Allí, el agresor comenzó a dirigirse a su nieta con expresiones tales como «qué coño más hermoso», al tiempo que le bajaba el pantalón, «empleando fuerza para ello» y, «mientras procedía a tocarla por todo el cuerpo, él también se bajó el pantalón, se extrajo el pene y la penetró vaginalmente» de baño próximo.

En esa misma época, encontrándose ambos en la piscina de la urbanización «y a pesar de la presencia de otros niños» procedió de nuevo «a penetrarla» mientras le decía que no se preocupase por la presencia de otros niños. También en ese verano y en los mismos días, encontrándose en la playa, al menos en una ocasión volvió a agredirla sexualmente.

En fechas no precisadas, pero en todo caso cuando la nieta contaba entre 14 y 15 años, ella solía acudir a pasar temporadas con sus abuelos paternos al chalet que poseían en la provincia de Ávila. Allí, cuando la adolescente bajaba al sótano a fumar, su abuelo «procedió en numerosas ocasiones a penetrarla, llegando a eyacular, al menos en una ocasión, en el interior de la vagina de la niña. En otros momentos, según el fallo judicial, el condenado »aprovechó su mayor fuerza física para bajar a la fuerza, y pese a la oposición de la joven, bajó el pantalón de ésta para así conseguir la satisfacción de sus lúbricos deseos«.

También en la localidad de Parla (Madrid), donde residía la pequeña y cuando tenía aún menos de 16 años, el agresor iba a buscarla al instituto y una vez en el domicilio, «tras cerrar la puerta con cerrojo», procedía a violarla.

Semanas después, la nieta, «presa de los nervios» su madre intentó tranquilizarla: «tú no me entiendes, estoy harta de vivir así, ha sido violación de un familiar» y que «ha sido el abuelo», rompiendo en llanto a continuación.

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Para asegurarse el silencio de la pequeña, el condenado le había manifestado con frecuencia que «de esto ni una palabra a nadie porque si no mato a la abuela», sabiendo que le profesaba un gran cariño a ésta.

La joven presenta un diagnóstico de inteligencia límite y alteración de la conducta, establecido por la Dirección General de atención a personas con discapacidad de la Consejería de familia, juventud y política social de la Comunidad de Madrid y tiene reconocido por dicho organismo un grado de discapacidad del 65% en resolución de 9 de julio de 2.021. Igualmente presenta sintomatología psicopatológica, en tratamiento por diagnóstico de trastorno adaptativo con alteraciones mixta de emociones y conducta y consumo de cannabis. Además, ha tenido algún intento de suicidio «sin que pueda precisarse en qué grado o porcentaje aquellos hechos han tenido incidencia la producción de tal diagnóstico pues existen otros factores, propios del contexto disfuncional en que se desenvuelve, tales como historia familiar, bajas competencias cognitivas y/o consumo de sustancias, que podrían haber interferido en su salud psíquica».