Condenado a doce años de cárcel un profesor de música que abusó de cuatro niñas que iban a sus clases
Realizaba tocamientos de las zonas íntimas de sus alumnas mientras hacían ejercicios con el fagot
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J. M. A.
Valladolid
La Audiencia de Zamora ha condenado a doce años de prisión a un profesor de música que abusó sexualmente de cuatro alumnas menores de edad, además de prohibirle acercarse a las víctimas y comunicarse con ellas e inhabilitarle ... para cualquier profesión, oficio o actividades que conlleve contacto regular y directo con niños y adolescentes que no hayan cumplido los 18 años.
Según los hechos probados por el tribunal, durante los cursos académicos 2008-2009 y 2009-2010 el ahora condenado daba clases de fagot en el Conservatorio de Zamora y entre sus alumnas se encontraban cuatro niñas de entre nueve y diez años.
En las clases colectivas realizaban, entre otros, un ejercicio consistente en coger agua, mantenerlo en la boca y luego expulsarla al exterior por la ventana. Cuando hacían dicho ejercicio, el profesor, siempre según la sentencia, se colocaba detrás de dichas alumnas «frotando sus órganos sexuales con ellas». Además, «siempre faltaba una silla, lo que obligaba a una de las niñas a sentarse encima de él frotándose con ella. lo que implicaba que ella notara su órgano sexual debajo de ella», reza el fallo. Estos comportamientos cesaron cuando la madre de una de las estudiantes comenzó a asistir a esas clases.
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ABCLas acusaciones pública y particular pedían inicialmente penas de cuatro y seis años, respectivamente
En las individuales «y con la excusa de enseñarlas a respirar y comprobar si lo hacían bien», el profesor inicialmente «colocaba sus manos en su abdomen por encima de las ropas que llevaban puestas», pero posteriormente «subía las manos hasta el pecho y las bajaba hasta la zona del pubis y la vagina». Al principio, la sentencia concluye que estos tocamientos «se producían por encima de la ropa», pero más tarde «introducía las manos por debajo de la camiseta o por dentro de los leggins» llegando en el caso de una de las niñas «a masturbarla».
Estos tocamientos se realizaban tanto cuando hacían ejercicios frente al espejo que había en el aula como cuando los hacían tumbadas en la alfombra colocada en la misma. En una ocasión, «se colocó encima» de una de las alumna y «comenzó a bajarle el pantalón y a bajárselo él también».
En esas mismas clases individuales con las cuatro víctimas, el ahora condenado «se iba al baño que estaba al lado del aula, dejaba el teléfono en el aula y les indicaba que si sonaba se lo llevaran». Cuando acudían «lo encontraban exhibiendo los genitales y cómo cogía el teléfono con una mano y no podía abrocharse el pantalón les decía a ellas que lo hicieran».
Asimismo se considera probado que a veces «les decía que tenía una herida en el pene o que lo tenía malito y tenía que curárselo y delante de ellas abría el armario cogía un aceite o crema y se masajeaba y le decía» a las niñas «si quería tocarla o curarla».
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