Aumentan las evacuaciones en Sanabria ante el avance de las llamas: «Hay mucho nerviosismo»

Los primeros en ser desalojados y trasladados a Benavente han sido los que se encontraban en las proximidades de la carretera de 'La Laguna de los Peces' (ZA-103) que ha sido cortada al tráfico, de forma que sólo se permite el acceso de los ganaderos «bajo su responsabilidad».

Las mismas fuentes estiman que son unas 8.000 personas las que se encuentran en esta zona turística de Zamora que durante el verano ve multiplicarse su población. El resto de localidades próximas al lago permanecen en confinamiento y también se ha evacuado los camping 'Los Robles', en el que había alojadas cuarenta personas, y 'Los Cañales'.

Todos los desplazados han ido llegando al Centro de Transporte de Benavente, gestionado por el ayuntamiento de esta localidad zamorana y por Cruz Roja. En total, este martes estaban allí alojadas 216 personas y las plazas disponibles son 545.

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Además, se ha prohibido circular por todas las carreteras de este espacio natural y se ha habilitado el Centro de Transportes de Benavente para la acogida de los evacuados. Las carreteras cortadas son la ZA-103 en la que no se permite la subida desde San Martín de Castañeda aunque se permite bajar para los desalojos. También la ZA-104 a la salida de El Puente y la ZA-P-2664 en su cruce con la ZA-P-2661.

Las llamas que están poniendo en jaque este espacio natural proceden del incendio de Porto que se declaró el pasado día 14 de agosto y que continúa en índice de gravedad 2.

Y con el fuego ya acechando y el nerviosismo crece en estos pueblos cercanos al lago, que han amanecido con alertas de Protección Civil en sus teléfonos móviles.

Una de las vecinas de este último municipio, María Prada, relata que la gente que solo va a pasar el verano «han sido los primeros en irse de forma voluntaria» con dirección a Benavente, ya que «solo están abiertas las salidas para los que deseen abandonar el lugar», y que los que residen allí durante todo el año son los que «se están quedando para hacer todo lo posible por su pueblo».

Además, comenta que desde las primeras horas de la mañana de este lunes preparan sus mochilas «con lo básico», como documentación, ropa de cambio o un neceser, para que si tienen que evacuar obligatoriamente puedan hacerlo lo antes posible. «Para las personas mayores que no disponen de vehículos se les ha habilitado un autobús en la Plaza Mayor para realojarles en el Centro de Transportes de Benavente», ha detallado.

Muchos de los habitantes de esta zona subsisten gracias a la ganadería y están realizando maniobras para «intentar salvar» a sus animales. Uno de los casos es el de la propia María, ya que su familia tiene siete caballos para realizar rutas y les están guardando en las cuadras «para que respiren el menor humo posible». Sin embargo, ha comentado que en caso de tener que irse la solución que pueden ver viable es «dejar sueltos a los animales para que huyan de las llamas en caso de que lleguen porque no nos los podemos llevar».

Las casas rurales de la zona suelen estar completas en este lugar durante estos meses, pero la amenaza del fuego ha hecho que los visitantes que allí se encontraban abandonen en lugar, ha indicado.

Por otro lado, a unos pocos kilómetros de allí se encuentra otro de los pueblos afectados, Ribadelago. En uno de sus hoteles, el Don Pepe, una docena de huéspedes se han encontrado muy alterados mientras desayunaban porque ha saltado el pitido de ES Alert, que avisa de una posible evacuación.

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Los turistas se han apresurado a terminar para ir a meter las cosas al maletero, y los camareros han recogido inquietos. Una patrulla de la Guardia Civil ha parado en el establecimiento. Por el momento, se ha ordenado el confinamiento de la población de la zona -en torno a 8.000 personas, pero no hay aviso de evacuación obligatorio para el entorno de Puebla de Sanabria.

Sin embargo, ya les han advertido de hay que estar preparados porque «va a peor», ha confesado la Benemérita. La nube de humo, que se ha vuelto más asfixiante durante la noche, da fe de ello, envolviendo todo en una falsa neblina plomiza y ceniza. La carretera está abierta en un solo sentido, los vecinos, sin saber muy bien qué hacer, recuperan mascarillas y miran al cielo, al lago y al monte.