Y es que Morán se ha animado a pedir que «la reflexión que debemos de hacer es ¿por qué el lince sí y el lobo no? Si los dos prestan servicios ecosistémicos similares», a la vez que se contestaba él mismo argumentando que probablemente sea «una cuestión ancestral de entendimiento, de carácter social, respecto en relación con una especie u otra». Ante este planteamiento, el director general de Patrimonio Natural, Jesús Ángel Arranz, ha querido recordar al alto cargo del Gobierno central que «si el lobo no causara, solo en Castilla y León, más de 5.000 reses muertas al año y casi cinco millones de euros anuales en indemnizaciones, la valoración y percepción social sería la misma que el lince, que prácticamente no causa daños a la ganadería».
Y es que Morán, en su intervención, señalaba que «el lince era considerado una alimaña» y ahora «se reintroduce en muchos territorios». Para el secretario de Estado, el lobo «fue siendo exterminado de sur a norte. Acabó quedándose en un reducto en el norte y poco a poco vuelve a ir ocupando espacio. Al oso le ha pasado una cosa parecida», ha insistido. Al respecto, Arranz ha recordado a Morán que «nuestros osos cantábricos hacen muy poco daño a la ganadería, algo más a las colmenas, pero socialmente aceptable».
Por todo lo anterior, la Junta ha vuelto a trasladar que está «esperando» a que el Ministerio «publique, de forma coordinada con las comunidades, el censo nacional del lobo», algo a lo que «se comprometió hace ya varias semanas». Mientras, «se presta a la demagogia con comparaciones absurdas, que no sólo no ayudan al lobo, sino que mete en el mismo saco al lince».
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