Carlos Martínez: «No soy el candidato de Ferraz, ni soy sanchista ni tudanquista»

Ayer compareció ante los medios de comunicación para empezar a enseñar sus cartas y, sobre todo, demostrar que está dispuesto a que la célebre canción que popularizó en 1987 el grupo Gabinete Caligari 'Voy camino Soria' se haga realidad, especialmente entre políticos y periodistas. Y es que la rueda de prensa en la que anunció su precandidatura se hizo en la capital soriana, donde seguirá y a donde, avisó, «vais a tener que trasladaros desde las fronteras de Valladolid» para conocer su «modelo de éxito» gracias a un «proyecto sólido de transformación» de una ciudad de la que es alcalde desde hace 17 años con sus cuatro mayorías absolutas consecutivas. «Es todo un símbolo hacer la presentación aquí», reconoció, porque «la base del cambio está en los 2.248 municipios de la Comunidad y no sólo en la villa y Corte», dijo en referencia a Valladolid.

Con ese objetivo, insistió en que «el trabajo del secretario general y de todo su equipo se va a desarrollar desde los municipios, pisando el territorio» y, para ello, advirtió de que «necesitamos nueve ejecutivas provinciales trabajando a pleno rendimiento para demostrar que se pueden hacer las cosas distintas». De hecho, confesó que «no me quiero resignar ni quiero que la sociedad se resigne a ese mantra falso de que Castilla y León es de derechas, porque Soria no lo es, ni tampoco la Comunidad si somos capaces de armar un proyecto que nos permita obtener el préstamo de confianza de los ciudadanos». Y para ello, «la palanca de lo local tiene que tener una voz propia y un protagonismo», clamó y de ahí que en una comunidad de nueve provincias como Castilla y León apostase por la existencia de «liderazgos locales y provinciales» a partir de «un proyecto y un equipo».

No quiso avanzar cómo será la nueva Ejecutiva autonómica, en la que «habrá gente que continúe y gente que no», pero aclaró que «no se va a incluir sólo a los míos sino a las personas más cualificadas». En cualquier caso, insistió en que «el respeto a las decisiones de las provincias será una seña de identidad».

De esta forma dejó claro durante su comparecencia que su experiencia en la política más cercana, la local, guiará sus actuaciones, pero antes se esforzó por marcar distancias para rechazar que sea el elegido por la dirección nacional del PSOE. «Yo no soy el candidato de Ferraz; no soy pedrista, ni sanchista ni tudanquista; soy socialista», enfatizó y explicó que le ha llevado muchos días, incluso meses, «de reflexión personal y colectiva», tomar la decisión de dar el paso para coger las riendas del PSCL y lo ha hecho porque considera que es necesario «un rearme ideológico, un giro, un cambio de rumbo, desde la unidad, sobre la solidez de nuestros principios y convicciones».

Aseguró, incluso, que en las últimas jornadas no ha hablado con Pedro Sánchez. «Hemos pasado de ser los críticos a los favoritos», bromeó e insistió en que ha dado el paso después de llevar a cabo «conversaciones a muchas bandas». Reconoció, incluso, que «se han barajado más nombres», de forma que citó expresamente a los ministros Óscar Puente y Ana Redondo, o a la portavoz de la Ejecutiva Federal, Esther Peña, por lo que «la deriva de generar etiquetas produce situaciones difíciles de poder argumentar» dado que, finalmente, el candidato es el alcalde de la ciudad más pequeña de España y de la provincia de la Comunidad con menor número de afiliados al PSOE.

Precisamente, aprovechó este hecho para criticar las declaraciones realizadas por el portavoz del PP, Borja Semper, por «cuestionar que haya ministros que pasan a secretarias generales pero también que lo haga el alcalde de la ciudad más pequeña». «Al PP todo le viene mal», zanjó.

También se refirió al encuentro telemático que mantuvieron el pasado sábado los nueve secretarios provinciales tras el cual Luis Tudanca tomó la decisión de echarse a un lado. «La reunión no fue una cuestión de apoyos, de decir con papá o con mamá, sino una reflexión profunda sobre la idoneidad de que se cimentara el proyecto», añadió para concluir que «la política casi nunca es justa y hay veces que se necesita dar un paso al lado para ese revulsivo, ese cambio que genere confianza». «Me pliego a la voluntad de lo común», añadió.

El alcalde de Soria demostró que su tarjeta de presentación será Soria y, con ella, una de sus banderas: la lucha «contra los desequilibrios territoriales y contra la despoblación». Sobre los cargos que ostenta actualmente aseguró tajante que seguirá siendo alcalde de Soria. «Si gano la Junta, dejo la Alcaldía», bromeó. También seguirá participando en la Federación Española de Municipios y Provincias para que «escuche la voz de Soria, de las muchas sorias que tiene Castilla y León», así como en el Comité de las Regiones de la UE, cuya presencia es «básica». Más dudas mostró con su escaño en la Diputación provincial. Se refirió, además, a la formación política Soria ¡Ya! -en las últimas elecciones autonómicas logró tres procuradores, cuando el PSOE se quedó con uno y el PP con otro- para señalar que entonces se produjo una «coyuntura perversa» con una «involución localista absurda». «Generar localismos o nacionalismos de campanario no nos lleva a ninguna parte», zanjó.