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artes & letras

'La belleza de traducir... poesía': Destino desconocido

libros

Natalia Carbajosa defiende la precisión y la exactitud como norte y faro inequívoco del traductor en 'La belleza de traducir… poesía', obra editada por Eolas en la colección «de la belleza», que dirige Gustavo Martín Garzo

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Sobre el ejercicio de la traducción, particularmente de la poesía, planea la sombra alargada de dos sentencias que, sacadas de contexto, suenan a demoledoras: el dicho italiano «Traduttore, traditore», o sea, «traductor, traidor», sobre la inexactitud y las dudas inherentes al acto de traducir; y ... la sentencia del poeta norteamericano Robert Frost que define la poesía como «justo lo que se pierde en la traducción». Respecto a esta máxima tan conocida, por chocante, apostilla con mucho tino y sutileza Natalia Carbajosa en su especie de ensayo 'La belleza de traducir… poesía' que «eso que se pierde porque no existe del todo o no está dicho del todo en el poema original es, precisamente, lo que con más ahínco debe ser traducido». En cuanto a lo primero, el libro en su conjunto es una defensa cerrada de la precisión y la exactitud como norte y faro inequívocos del traductor. Por el lado contrario, el escritor francés Yves Bonnefoy aseguraba, apreciación que suscribo, que «la traducción de la poesía es poesía en sí misma». Y otro gran poeta y prosista, José María Micó, en apreciación igualmente aplicable a Carbajosa, que «los buenos traductores de poesía son, lo sepan o no, buenos poetas que además ejercen un raro sacrificio: poner el propio talento al servicio de un talento ajeno».

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