Ángel Marcos: «Si mi trabajo no tocara un poco el estómago me sentiría fracasado»
El DA2 viaja por el mundo a través de la «mirada intempestiva» del artista medinense en una retrospectiva que recupera parte de sus proyectos en Nueva York, La Habana, varias metrópolis chinas o Barcelona y suma un guiño a Salamanca
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Dice Ángel Marcos (Medina del Campo, Valladolid, 1955) que su formación autodidacta, el haber tenido que aprender mirando a otros muchos artistas u ojeando cualquier libro que le caía en las manos tiene sus ventajas, entre ellas su ausencia de método y una forma de ... mirar más «intempestiva», cualidad que resalta Fernando Castro Florez, comisario de la exposición que repasa en el Domus Artium 2022 (DA2) la amplia trayectoria del artista. 'Topologías intempestivas' rescata algunos de sus proyectos más importantes, una obra «radicalmente contemporánea» con la que medita e invita a reflexionar sobre la transformación del mundo.
¿Recuerda cuándo comenzó a picarle el gusanillo de la fotografía?
Perfectamente, porque va muy ligado a mi vida. Empecé con una cámara que mi madre consiguió canjeándola por puntos que daban en las tiendas de ultramarinos haciendo fotos a mis sobrinas. Luego viví un tiempo en Galicia, donde realizaba fotografías y las vendía en un puesto callejero hasta que volví de nuevo a Medina del Campo, donde monté un estudio de bodas, bautizos, comuniones, revelados... Hasta que me di cuenta, de una manera más pulsional que racional, que lo mío era la fotografía más de autor.
Y optó por la fotografía artística.
Sí. Habría que situar esto a finales de los 90. Estuve muy vinculado a La Fábrica, el proyecto que el propietario de la galería Evelio Gayubo hizo junto al Canal de Castilla. Soy de formación autodidacta y allí tuve la suerte de estar con muchos artistas contemporáneos, no sólo de la fotografía sino de otras disciplinas, y cerciorarme de que mi vocación era esa. A partir de entonces me impliqué en proyectos como el que hice para el Teatro Calderón antes de su reforma, pero quizá cuando ya decidí dedicarme a ello fue entre los años 2000 y 2001 que pasé una temporada en Nueva York.
¿Qué se propuso o le propusieron hacer en 'Topologías intempestivas'?
Surgió la posibilidad de exponer en el DA2, que es un espacio enorme, precioso, muy abierto. Fernando Castro y yo coincidimos en el buen acierto de hacer una muestra en torno a un proyecto que sigue abierto, que se llama 'Alrededor del sueño', que precisamente surgió cuando me fui a Nueva York, y que luego tuve la posibilidad de continuar en La Habana, China, Madrid, Barcelona, Las Vegas... sin olvidar lo que tanto ha determinado mis directrices, que es el trabajo en el campo, en esos territorios cercanos alrededor de Valladolid. La muestra incluye, además, otro trabajo que tiene mucho que ver con el paisaje, con esa naturaleza construida, que realicé en el Campo Grande durante la pandemia, y un tercero que pude hacer al acceder al convento de las Catalinas ya desalojado. Luego, el comisario quiso incorporar otro proyecto que presenté en la Bienal de Venecia de 2013, 'La subversión íntima', realizado en dos zonas de Medina, Las Tudas y La Mota, y también recuperar una pieza llamada 'Rabo de lagartija', una obra de metacrilato con neón en la que se puede leer 'Non olet', aludiendo a la famosa frase de Vespasiano «el dinero no huele».
E incluye un guiño a Salamanca.
Sí. Se trata de una pieza compuesta por 36 fotografías enmarcadas en madera rústica. Salamanca es una ciudad que conozco y estuve pensando qué podía hacer con ella siguiendo la estela del citado proyecto 'Alrededor del sueño', donde trabajé sobre la publicidad, la propaganda política, el turismo... Hablando con Fernando Castro me sugirió la posibilidad de hacer una 'vanitas'. Entonces me dediqué a fotografiar Salamanca por la noche, siempre mirando hacia arriba y vi la posibilidad también de trabajar sobre el primer asentamiento que hubo mirando al Tormes y luego su parte religiosa, monumental.
Dice el comisario que no cede en su empeño de mirar de forma «intempestiva», mostrando lugares inesperados. ¿Qué busca con ello?
Hay una cosa que llamo la memoria afectiva, ese recuerdo que genera tensión no sólo en la cabeza, sino en el estómago y en el corazón, y quizá lo de «intempestivo» viene por ahí. Creo que es lo que me da esa mirada a veces de cabreo, otras de confort.
Ha dicho en alguna ocasión que huye de que su trabajo sea moralizante, pero sí quiere invitar a la reflexión.
Lo que intento es enseñarme. Al primero que intento convencer es a mí mismo. Paso mucho tiempo pensando qué cuento, cómo lo cuento, si lo han hecho ya... E intento mantener cierto signo no de ejemplaridad, sino de coherencia. Por ejemplo, en los trabajos de 'La anarquía del espacio', en los que hablo de donde vive la gente con menos recursos, si no hicieran reflexionar o por lo menos tocasen el estómago un poco, me sentiría fracasado. No hago documentalismo, tampoco fotografía periodística, pero indudablemente me gusta hacer reflexionar, que no sea una historia banal. No estoy nada en contra del arte más exclusivamente visual, pero incluso ese arte tiene una cuestión fundamental, que es impresionar.
¿No es de los que opinan, entonces, que la fotografía documental y artística se contraponen?
No, en absoluto. Ahora estamos asistiendo a una corriente que piensa que el fin primero y último que tiene la fotografía en el mundo contemporáneo es el archivo. De ahí que se vean tantas exposiciones con tanto documento. De repente se han empezado a meter vitrinas con documentos, archivos fotográficos... No estoy en contra, sino todo lo contrario. Yo mismo cuando preparo un proyecto me hago un gran archivo, que luego utilizo para generar otro tipo de propuestas, que no tiene que ser incompatible con lo otro. Es otra forma de hacer.



¿Cómo sabe qué necesita fotografiar?
Bueno, a veces es porque no me queda más remedio, porque te vas comprometiendo con propuestas que tienen fechas. Siempre he dicho que soy vago y perezoso y todo el mundo sabe que uno de mis 'hobbies' es irme de vinos con mis amigos. En la calle aprendí mucho y sigo aprendiendo. Me interesa conocer gente. Ahora estoy en un proceso de esos. Ayer estuve en el Musac y al ir por la carretera vieja a León me di cuenta de espacios que tengo que volver a fotografiar. Y te diré que me sucede más con esos lugares de escasez que siempre me han motivado más.
A lo largo de su trayectoria ha ido incorporando más formatos: instalación, vídeo... ¿Qué le permiten?
Quizá no sea una historia de aportación práctica sino de necesidad creativa. Luego están las influencias, los modismos, el mercado del arte... Todo esto hace que uno, con mayor o menor conciencia de ello, vaya incorporando técnicas. Y también, te voy a decir la verdad, a veces lo hago porque tengo que resolver ciertas producciones fotográficas artísticamente.-¿Ha tenido alguna vez la sensación de que hacía la fotografía perfecta?-No. A veces sí que he tenido la sensación de decir «qué bien, ¡qué leches!» y autoelogiarte un poco, sí. Ser autodidacta, haber tenido que aprender mirando a otros muchos artistas en la calle o en un libro tiene sus ventajas. Quizá la ausencia de método hace que tengas diferentes lugares, motivos, contextos de búsqueda... y que la visión se comporte de otra manera. Aquí me remitiría a esa palabra intempestiva.
Hace unos años decidió montar con otros compañeros el estudio Carabanchería en Madrid. ¿Por qué ha dado este paso?
No creo que sea dar un paso. No es que piense que Castilla y León se me haya quedado pequeño. Me apetecía tener un lugar de trabajo en un sitio donde tengo que estar mucho. Estoy en Valladolid cada poco y sigo manteniendo mi estudio en Medina del Campo, pero considerando la energía que a nivel artístico tiene Madrid me apetecía durante un tiempo compartir aquello. Y otra cosa, tengo que decir que este territorio no es el más apropiado para la creación. Está congestionado. Es incapaz de fijar a sus creadores. Y luego me he dado cuenta de que nos estamos quedando sin profesiones. El carpintero, el albañil, el electricista con los que trabajaba antes en Medina se están jubilando. ¡La Plaza Mayor de mi pueblo parece un parque temático de la jubilación! A eso se añade otra cuestión preocupante y es que todo lo que no pasa en Madrid no sucede. Es muy difícil que venga gente del arte a Castilla y León. De hecho, el Musac ha tenido que hacer una exposición gigantesca como la de Ai Weiwei para que vengan a verlo. Las instituciones deberían hacérselo mirar.
¿Y qué se puede hacer?
Lo primero, que se pase de la cultura de los eventos a la cultura de los proyectos, de hacer las cosas por hacerlas a estar bien pensadas, con planes a corto y medio plazo, y que se intente fijar la creación en este territorio. Cierto es que se necesitan 'primeros espadas', llámese Orquesta Sinfónica de Castilla y León, museos... Pero luego hay que financiarlos. Lo que tenemos que hacer con el arte contemporáneo y con la cultura es que tenga un ensamblaje con la sociedad de verdad.
En 2026 abrirá en Soria el Centro Nacional de Fotografía. ¿Era una espacio necesario?
Es una pregunta comprometida, pero no me importa. Yo creo que la fotografía se ha defendido gracias a un comportamiento de muchos sectores relacionados con ella. Eso ha supuesto la ventaja de tener más reconocimiento, pero la desventaja de haberse mirado mucho al ombligo. No olvidemos que en los premios nacionales del Ministerio de Cultura uno es de artes plásticas y otro de fotografía. Se ha dicho también que todos los países de Europa tienen un museo de fotografía y eso no es cierto. Como discriminación positiva me vale por lo que pueda aportar y para que ciertos compañeros sigan trabajando, pero a mí me gusta más que la fotografía esté en los museos. No obstante, desearle lo mejor y yo formaré parte de lo que se me pida. Me han gustado las primeras compras que se han hecho. Vamos a ver ahora cómo se dota presupuestariamente no a la realización del contenedor, sino para que el contenido se mantenga.
¿Próximos proyectos?
Bastantes. Tendré una exposición en Madrid a finales de septiembre y estoy con un trabajo que posiblemente tenga que ver con el agua como metáfora de viaje. Luego también tendré en Gijón una muestra más genérica y se está trabajando en Suiza en la edición de un libro de fotografías que hice hace más de cinco años de clubes de alterne de carretera.
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