Que vienen las ovejas

Lo que ha hecho el Gobierno de España, con el culo vendido por siete votos, poniendo en manos de los Bildus, herederos políticos de los pistoleros de Eta, la seguridad ciudadana. Si no fuese tan infumable, preocupante, injusto e indecente hacia las víctimas, familias y Cuerpos de Seguridad del Estado, lo tomaría como una broma de 28 de diciembre, con casi mil inocentes asesinados que ni un arrepentimiento han merecido.

Lo anunciaba la «portavoza» de los Bildus, Mertxe Aizpurúa, MariMerche en cristiano, condenada por enaltecimiento del terrorismo y participante en homenajes a los asesinos cuando caía algún agente del orden y la seguridad sólo amenazada entonces por Eta y su entorno, que detuvo el latido de España con el vil asesinato de Miguel Ángel Blanco, el acto más cruel en tiempos de democracia.

Este Gobierno de amnesias, memorias y amnistías a la carta que ni a sus propios muertos honra, compañeros de partido, representantes del pueblo. El último en caer, Isaías Carrasco, descendía de la tierra zamorana, como tantos que encontraron en el País Vasco el pan que nuestro pobre oeste les negaba.

Con estos mimbres, no sé qué concepto de seguridad ciudadana tienen los Bildus, que tanto tiempo han mecido la mano que apretaba el gatillo; que no han condenado ni pedido perdón por las víctimas; que han formado a sus cachorros en la kale borroka, han prestado información y cobertura a los asesinos y celebrado con honores su libertad como si fuesen héroes y no verdugos, enemigos de la convivencia, la pluralidad, en el nombre de un trozo de trapo y un puñado de tierra.

Pastores abriendo naves y chiviteiros con el lobo al mando, ilustran este nuevo despropósito del Sanchismo -triste residuo de aquel PSOE moderado y digno- dejando la Ley de Seguridad Ciudadana a esos socios con condenados por pertenencia banda armada y apología del terrorismo. La sangrienta ley del más fuerte, el silencio cómplice; tanto miedo, tanto dolor, no es aval para esta encomienda, un insulto a la ciudadanía, refugiada en el inexplicable silencio de los borregos. Aunque fuera por respeto a quienes les robaron vida, voz y voto con una bomba lapa en los bajos del coche o un tiro en la nuca.

Este cuento del revés. Lobos con piel de cordero, tened cuidado, que vienen las ovejas.