desde la raya
Diez minutos
Hay que ser muy miserable para aplaudir esta medida, como ha hecho Abel/Caín Caballero, que racanea minutos al AVE a costa de joder vivos a sus vecinos
Cara y cruz

Otero de Sanabria es un pequeño y hermoso pueblo con una iglesia que es la Capilla Sixtina del mundo rural y una moderna estación de AVE proyectada en su día para dinamizar y vertebrar la comarca sanabresa, potenciar sus recursos y hacer más fácil la ... vida a quienes la habitan. Son los vecinos, la gente de esta España Vaciada, puteada y ninguneada, a quienes el Gobierno y Renfe tratan una vez más como a ciudadanos de tercera. Como si sus impuestos, dignidad, bienestar y supervivencia no importasen, no valiesen lo mismo que la de los demás, pasándose por el forro la igualdad y solidaridad entre los pueblos que pregona la Constitución.
La supresión de los trenes AVE mañaneros en al menos tres estaciones de Castilla y León dejará sin servicio ferroviario útil a una comarca que tenía estos trenes madrugadores como única conexión pública de calidad para desplazarse a Zamora o a Madrid a trabajar, estudiar; o acudir a consultas médicas o solucionar papeleo. Útil porque los usuarios podrían efectuar sus trámites en el día, cosa que a partir de junio será un imposible para mayor gloria del ministro de Transportes Óscar Puente, que escupe sobre su propia tierra, y la del insaciable alcalde de Vigo, Abel (Caín) Caballero, que ahorra diez minutos (di-ez-mi-nu-tos) de Galicia a Madrid a costa de dejar a Sanabria en vía muerta en horario de mañana y obligar a hacer noche a cualquiera que tenga jeras que hacer.
Si la estación de Otero –que no dispone de bus ni de taxi, dicho sea de paso– registra en torno a un centenar de usuarios, este recorte podría reducir el número de viajeros a apenas una decena semanal, dejándola al borde del cierre y negando una vez más el prometido desarrollo a la sufrida gente de Sanabria.
Hay que ser muy miserable para aplaudir esta medida, como ha hecho Abel/Caín Caballero, que racanea minutos al AVE a costa de joder vivos a sus vecinos más próximos. Hay que tener también muy poca vergüenza para pedir, como ha pedido, «solidaridad» a los sanabreses, a quienes les expropiaron casas, tierras y hasta los refajos para construir el AVE prometido y convertir el entorno en escombreras, dejar bajo tierra los residuos, contaminar sus ríos, alterar su paisaje y destruir parte de su medio ambiente. Solidaridad, dice el tío.
Frente a este atropello, quizá la reacción de esta Tierra sin Ley debiera ser plantar unos cuantos robles sanabreses en las vías y ajustar de otra manera horarios y tiempos. Todo muy solidario.
Y ahora, si eso, seguimos yendo a Vigo en Navidad a ver sus luces, con lo preciosas que las pone Puebla, donde al menos nuestro dinero queda entre nuestra gente, que son, que somos de primera, que no merecemos tanto impresentable decidiendo nuestro destino.
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