El amargor que Azucarera deja en La Bañeza: «Es la muerte de la comarca»
La multinacional Associated British Foods quiere aplicar un ERE sobre la mayoría de la plantilla de la histórica planta leonesa y acabar con la actividad para hacer azúcar de la remolacha. El impacto y la queja va más allá, con 1.300 empleos en jaque
León alza la voz en la calle y promete «guerra»: «Azucarera no se cierra»
La Bañeza (León)
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Iniciar sesiónEn el café a media mañana en los bares de La Bañeza no falta el azúcar. Aunque desde hace casi tres semanas, en esta localidad leonesa no sabe tan dulce. Se les ha amargado desde que «por sorpresa» conocieron que Associated British Foods ... anunciaba que acababa con la actividad de Azucarera. «Su» Azucarera. Con cerca de un siglo de historia –y varios dueños– la sienten como propia. Con su silo visible casi desde cualquier punto de este pueblo de unos 11.000 habitantes en el sureste de la provincia de León y donde hay pocas familias en las que alguno de sus miembros no forme o haya formado parte de una plantilla abocada al paro. La mitad de los 214 despidos entre todos sus centros por Azucarera España saldrían de la planta bañezana, donde los rostros de los trabajadores hablan por sí mismos.
León alza la voz en la calle y promete «guerra»: «Azucarera no se cierra»
Isabel JimenoCerca de dos millares de personas se suman al «rechazo» del cierre de la fábrica de La Bañeza y alertan del «cambio muy importante» que supondrá en el sector primario e industrial
Un día más, a las 11.00 horas hay concentración ante la puerta de la factoría. Caras con la pena clavada en la mirada, junto a la 'esquela' en la que lloran el adiós: 'Quererte ha sido fácil. Olvidarte es imposible. Te queremos'. Pero, advierten, esto es «mucho más». «Es la muerte de la comarca», sentencia un grupo de trabajadores antes de volver al trabajo para «no hacer nada». Así están desde que el 27 de mayo «de forma muy fría, muy cruel», con la campaña ya acabada, la maquinaria limpia y dispuestos a preparar las instalaciones para la próxima, la empresa les comunicaba que ponía fin a la actividad molturadora de transformación de la remolacha en azúcar.
«No lo entendemos» es el sentir general que repiten los trabajadores y también en el pueblo, donde Pedro y José, dos mayores hablan en la plaza de esta «putada». Es el «monotema» aquí. Estiman en 1.300 el impacto en empleos entre directos e indirectos en empresas auxiliares de electricidad, fontanería, albañilería, agricultura, hostelería, comercios, transporte –en campaña llega a mover cerca de 300 camiones al día–, bancos...
Encuentran la explicación «inexplicable» en los números, pero «no de pérdidas», aseguran. «Es la diferencia entre ganar 500 o 1.000. No que no ganen», señalan, convencidos de que lo que busca la compañía es «refinar azúcar de caña, porque es mucho más barato» que extraer el dulce de la remolacha. No lo achacan al menor consumo doméstico del endulzante, pues de su fábrica sale en «cisternas» de uso industrial.
«A pesar de lo que se pueda pensar, sigue subiendo en todos los países desarrollados porque se consumen más productos elaborados y el azúcar también es un conservante», defiende Miguel Santos, del Comité de Empresa. Las importaciones de azúcar en España superan a las exportaciones, con Francia y Brasil como los principales proveedores. Del otro lado del Atlántico –con costes de producción más bajos y condiciones inferiores– llegará la materia prima en forma de caña que refinar para obtener el azúcar, apuntan los trabajadores. De hecho, el proceso de «reorganización» de Azucarera pretende destinar a ese refinado la molturadora de Miranda de Ebro (Burgos). «Los números de la empresa dan», asegura el alcalde de La Bañeza, Javier Carrera, quien clama por la pervivencia de la remolacha también como vía para «garantizar la independencia alimentaria».
«Cuando han pedido ayuda, siempre se la hemos dado»
Javier Carrera
Alcalde de La Bañeza
Aunque al día siguiente de conocerse el plan de cierre, la compañía mandaba un mensaje de tranquilidad a los cultivadores, en el campo saben que «cuando se cierra una fábrica, acaba desapareciendo el cultivo». Los 400 remolacheros que hasta ahora llevaban esta raíz a La Bañeza son otros de los afectados por ese cierre, contra el que organizaciones sindicales y agrarias han unido fuerzas, amén del apoyo de instituciones y partidos políticos, no sin ciertos reproches y críticas mutuas.
La remolacha desaparece
Para Mario Fernández, de 45 años, el cultivo de la remolacha forma parte literalmente de su vida desde que nació. Azucarera les han garantizado el transporte «el primer año». «Para callarnos», afirma. Él ya apuesta por llevar la próxima raíz que saquen a Acor, la cooperativa azucarera de Olmedo (Valladolid), otro de los grandes nombres propios en el mercado del azúcar nacional. Pero, reconoce, los más de 140 kilómetros que hay desde su pueblo, Matallana de Valmadrigal, son un hándicap, porque «el transporte es caro» y tienen que mover un material pesado y voluminoso. «Al final la remolacha desaparece», teme. Casi como tradición la habían llevado a La Bañeza, «incluso perdiendo. Y ahora, de repente, esto...».
«El cierre nos supone 200.000 euros al año y cuatro personas fuera»
Francisco Carrera
Empresa de electricidad
Fernández también responsabiliza de la situación a las prácticas de la multinacional, con el «cultivo compartido» de la mano de agricultores a quienes «pagaba» un fijo por hectárea arrendada independientemente de la producción y que, asevera, ha repercutido en las cuentas: «Es lo que ha terminado con el cultivo».
«Es el fin de una forma de vida de más de cien años», resume el alcalde, quien lamenta este revés después de que cuando la empresa tuvo que afrontar otras crisis, como «campañas contra el azúcar, les hemos ayudado». Y advierte: «Muchas empresas que trabajan para ella y van a desaparecer».
Las claves
Proceso de reestructuración
Así define Azucarera su plan, en el que inicialmente planteaba 251 despidos en todas sus fábricas y oficinas de España, aunque se plantea recolocar a 37 personas. Eso deja el saldo del ERE en 214, la mitad en La Bañeza, el lugar más afectado.
Líder en cultivo de remolacha
Sus suelos y agua disponible –con regadíos modernizados con fuertes inversiones– hacen de León la provincia líder de Castilla y León en el cultivo de remolacha azucarera, con más de un tercio de la superficie sembrada. Llegó a haber tres molturadoras. La bañezana era la última que mantenía la actividad molturadora para transformar la raíz en azúcar.
Impacto en «todos» los sectores
El fin de la actividad molturadora no sólo afectará a los trabajadores, denuncian en una comarca donde la remolacha ha marcado su forma de vida. Calculan que entre directos e indirectos hay 1.300 puestos de trabajo afectados: en empresas auxiliares, de4 agricultores, transportistas, en la hostelería...
«200.000 euros al año y cuatro o cinco trabajadores a la calle de dieciséis. Sin más contemplaciones». Así de rápido y contundente resume Francisco Carrera el impacto que el cierre supondrá en su empresa de electricidad, donde se acumula mucho material ya comprado para los trabajos que la compañía les había adjudicado «unos días antes de anunciar el cierre». Y una inversión «enorme» de varios cientos de miles de euros «y que no vamos a recuperar» calculan en la planta que desde 2014 realiza el secado al sol de la pulpa de la remolacha. Una extensión que se mide por campos de fútbol en la que varias máquinas se afanan en extender esos restos que quedan tras la extracción del azúcar –75.500 toneladas este año– y que sirven de alimento animal. «La repercusión es brutal», dice, sin olvidar que otra parte de su actividad se dedicaba a construcción en Azucarera.
«Nos han tenido engañados, dándolo todo por la empresa»
Sergio Salgado
Trabajador de Azucarera
«El oro blanco», así define por su parte el azúcar Andrés Sarmiento, al frente de una ferretería. La azucarera «ha dado una vida tremenda» y en su negocio, como en «todos» en el pueblo, ya están notando el impacto antes de cerrar.
No se hablaba de «cierre»
«Ofrecían futuro», inciden Antonio y Carlos. Ellos se habían incorporado a la plantilla a través de un contrato relevo «y en un año y medio a la calle». «Han tirado por la borda el futuro», lamentan. La posibilidad de un ERE les rondaba desde que llegaron noticias del Reino Unido sobre la reorganización en la multinacional. Aunque no decían nada de «cierre». Así que Miguel está «casi con la maleta» hecha. A punto de entrar en la mina, le pilló «el cierre» del carbón, y ahora, el del azúcar. «Nos han tenido engañados, dándolo todo por la empresa porque veías un buen futuro y la sientes como tuya», clama Sergio Salgado. Como sus compañeros, se afanó tras el apagón de abril en limpiar las máquinas en las que se quedó cristalizado el azúcar. Sergio era la cuarta generación de una actividad dulce que contribuye a la lucha contra la despoblación, pero que ahora amarga.
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