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Amancio Prada: «Cuando canto dejo de ser quien soy para ser lo que más soy»

El intérprete celebra cincuenta años de su primer disco, 'Vida e morte', «la semilla de todo lo que vino después»

Lara Almarcegui se pregunta «de qué está hecha Valladolid» en un «ambicioso» proyecto para el Patio Herreriano

LÓPEZ TOFIÑO

C. MONJE

VALLADOLID

Llegó a Valladolid con 17 años a estudiar Dirección de Empresas Agrarias en el Inea (Instituto Nevares de Empresarios Agrarios). Un día después de estar «arrancando patatas» en Dehesas (León), su padre, «el labrador de más aire, uno de los pioneros de la fructicultura moderna ... en el Bierzo», lo llevó en la furgoneta hasta la plaza de Santa Cruz, al Colegio de San José, donde se impartían las clases. Pasó en esta ciudad tres años que pudieron ser «un poco anodinos»; pero, además de matricularse en el Conservatorio, en la librería Relieve descubrió a Nicolás Guillén, compró poemarios de Lorca, Rosalía de Castro, Miguel Hernández, Celso Emilio Ferreiro... «Aquellas lecturas me abrieron el mundo a la poesía. En Valladolid escribí mis primeros poemas, hice mis primeras canciones», recuerda Amancio Prada a las puertas de su concierto en el vallisoletano Teatro Calderón (fue el domingo, 29 de septiembre). Celebra «sin nostalgia» el cincuenta aniversario de su primer disco, 'Vida e morte', «la semilla de todo lo que vino después», y el último, 'Prada Prada', que rescata algunos versos que escribió en aquellos años de estudiante en el Inea.

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