Agnieszka Holland: «El cine europeo tiene que ser más valiente»

La cineasta polaca pone en tela de juicio las políticas migratorias de la Unión Europea en 'Green Border', que ha sido presentada en la Seminci

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Agnieszka Holland posa para los fotógrafos en Valladolid a su llegada a la Seminci i. tomé

Henar Díaz

VALLADOLID

La relación de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) con Agnieszka Holland es casi tan larga como la trayectoria de la cineasta de origen polaco. En 1980 proyectó 'Actores provinciales', la primera película en solitario de la realizadora; doce años más tarde, ... su filme 'Olivier, Olivier' recibía el reconocimiento del Jurado Joven, y en 2011 'In darkness' obtenía el Premio a la Mejor Dirección. Aún así, la también guionista nunca había estado presente en el festival hasta este sábado, que ha viajado a la capital castellano y leonesa para presentar 'Green Border': «Agradezco mucho la fidelidad de este festival con mis películas. En este momento, tenía dos días libres entre Praga y Francia y he podido escaparme», explica.

Su último trabajo, que llega al festival vallisoletano tras su triunfal estreno en Venecia, es una cruda película coral en la que la cineasta pone en tela de juicio las políticas migratorias de la Unión Europea, y más concretamente las de su país.

«Es una película del horror. La realidad que se está viviendo en ese enorme bosque, uno de los más antiguos de Europa, es terrible. La problemática estalló en el verano de 2021, cuando las autoridades polacas decidieron utilizar la presión creada por Lukashenko e instigada por Putin como herramienta política, y cerraron el acceso a esa franja a periodistas, organizaciones humanitarias y observadores internacionales. Dieron órdenes a los guardias fronterizos de ejecutar devoluciones en caliente, utilizando a inmigrantes como propaganda política para generar miedo entre la población y usarles en su propio beneficio cuando lo estimasen oportuno. Es muy peligroso alentar la violencia, legalizarla y normalizarla en una crisis como esta», ha reflexionado.

A lo largo de dos horas y media, Holland va dando voz en el relato a todas las partes implicadas, desde los propios refugiados, que son tratados peor que animales en esa 'zona de exclusión' oculta en medio del frondoso bosque y que no ceden en su empeño de intentar cruzar la frontera una y otra vez, hasta los guardias fronterizos, los propios vecinos del entorno o los activistas, que no dudan en intentar ayudar sin importarles el precio a pagar por el atrevimiento. Como contraste, en el epílogo de la película, la cineasta recoge imágenes de las interminables colas de ucranianos que pudieron cruzar la frontera de su país en febrero de 2022, cuando, solo en las primeras semanas de la guerra entre Ucrania y Rusia, Polonia recibió casi dos millones de refugiados.

i. tomé

La cineasta ha opinado que el rol de la Unión Europea en las crisis de refugiados es manifiestamente «mejorable» y que se debería abogar por una solución global y «no sólo poner tiritas a las heridas». «La solución no es mantener los ojos cerrados ni mirar hacia otro lado, ni pagar a los dictadores de otros países para implementar políticas. Eso funciona a corto plazo, pero lleva a chantajes», ha añadido la realizadora, para quien lo primero es «mapear un poco la situación y crear una colaboración global». «Hay que buscar la raíz del problema e intentar solucionarlo. Tenemos que buscar a ese ser humano que hay en nosotros y respetar mucho más los derechos. No es algo fácil. Los europeos debemos superar ese miedo que tenemos a los refugiados», ha continuado antes de sentenciar: «Estoy segura de que yo y mi película hemos hecho más contra las devoluciones en caliente que cualquier otra medida europea».

Israel y Palestina

Sin embargo, la directora de 'Europa, Europa', no cree que esta crisis humanitaria tenga característas comunes con el actual conflicto entre Israel y Palestina, donde ve una situación «de locura» y sin solución «inminente». «Hubo una solución posible hace 30 o 40 años con cuando existían Isaac Rabin y Yasser Arafat, con el proceso de Oslo, pero ahora lo veo complicado e incluso peor, porque hay judíos rusos que han llegado a Israel y son muy fanáticos».

Giro político en Polonia

Donde sí ve un cambio más cercano respecto a las políticas migratorias es en su propio país. La reciente victoria de la democracia liberal -su película fue criticada con dureza por el Gobierno anterior- hace ver a Agnieszka Holland el futuro con más optimismo: «Confío en que pronto se traduzca en que los refugiados sean tratados de una manera menos cruel y que los guardias fronterizos no ejecuten esas órdenes de crueldad y violencia. Es un cambio enorme, pero sabemos que la frontera polaca es una pieza muy pequeña respecto a todas las fronteras que rodean Europa».

Sobre el giro político en Polonia

Agnieszka Holland

«Confío en que pronto se traduzca en que los refugiados sean tratados de una manera menos cruel»

Respecto al filme, ha detallado que a diferencia de sus anteriores trabajos, «en este caso tenía ante mí algo que estaba sucediendo en tiempo real, y sentía que era mi obligación intentar contar la historia al público, pero cuando no fuera demasiado tarde, sino mientras estaba sucediendo. Es la primera película que hago con este sentido de urgencia».

«He vivido una situación similar»

Rodada con un estilo de 'cinema vérité', no le costó integrar lo real en una ficción: «Es más fácil cuando el asunto que tocas te afecta». Todos los actores, excepto los niños, eran profesionales, aunque muchos de ellos habían experimentado en primera persona la inmigración: «Son sirios, libaneses o palestinos que escaparon de sus países y ahora viven en Francia o Bélgica». Una situación que ha confesado que le resulta «muy cercana», ya que ella misma llegó a ser refugiada en Francia: «He vivido una situación similar a la de ellos, con frustraciones, miedos y sueños». «Para un director de cine tener una vida difícil es una ventaja. Estoy usando mi biografía de tormenta para dar una nueva perspectiva», ha confesado en una entrevista con ABC tras la presentación de la película.

Agnieszka Holland ha recogido esta tarde, como presidenta de la Academia del Cine Europeo, la Espiga de Honor que el festival ha concedido a esta entidad que tiene tras si más de tres décadas de trayectoria. Un reconocimiento por el que la polaca se siente «muy agradecida», pero que considera «merecido» porque «ha sido mucho» su trabajo. La realizadora ha mostrado su confianza en que las películas realizadas en Europa puedan seguir «ganando público». Eso sí, no ha eludido la autocrítica y ha considerado que bajo su punto de vista, «el cine europeo tiene que ser más valiente».

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