Los acusados rechazan pronunciar las últimas palabras en el juicio por la muerte de seis mineros en La Hullera
El juicio queda visto para sentencia tras ocho semanas de sesiones
Los familiares de los mineros fallecidos de La Vasco: «Que se acuerden de los muertos, que parece que se han olvidado»
Varios de los acusados, a su llegado a los juzgados
Los 16 acusados de seis homicidios imprudentes y ocho delitos de lesiones imprudentes en el juicio por la muerte de seis mineros ocurrida el 28 de octubre de 2013 en el Pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa han rechazado este jueves hacer uso ... del derecho a pronunciar las últimas palabras y la jueza del caso lo ha dejado visto para sentencia.
Una jueza, un fiscal, una decena de abogados de la acusación y otros tantos de la defensa, más de 50 testigos y 25 testigos peritos. Son algunas de las cifras del juicio que desde principios de febrero ha acogido el juzgado de lo Penal número 2 de León por la muerte de seis mineros de la Hullera Vasco Leonesa, a causa de la acción del grisú, el 28 de octubre de 2013 y que se dio por concluido tras el espacio reservado a las palabras finales de los 16 acusados de homicidios y lesiones imprudentes, a la espera de sentencia y de los previsibles recursos.
Las ocho semanas de vista oral, con largas y densas sesiones, han discurrido con el objetivo de determinar las responsabilidades sobre la última gran tragedia de la minería del carbón en la provincia leonesa, de la que también son víctimas -además de los lesionados supervivientes- los padres, hijos, parejas y amigos a los que ese fatídico día la pérdida de las vidas de sus seres queridos les cambió las suyas para siempre.
Rosas, velas, pedazos de carbón, un casco de minero y carteles con mensajes de petición de justicia y reparación o de reproche a algunas organizaciones sindicales han acompañado, desde el exterior, las jornadas de declaraciones y presentación de pruebas e informes, e incluso se ha llegado a hacer presentes a los muertos este miércoles, con la colocación de un ataúd y cinco cuerpos cubiertos con sábanas a escasos metros del lugar por el que accedían a la sede judicial algunos de los acusados.
La sucesión de los interrogatorios puso de manifiesto la escasa familiaridad de parte de los letrados del caso con una mina de carbón y con las labores y el lenguaje específico del sector, lo que ha provocado que algunos testigos pusiesen en evidencia ese desconocimiento con preguntas, gestos e incluso alguna interpelación. «¿Usted ha estado en una mina?», se ha escuchado en varias oportunidades a los declarantes.
El envío de mensajes o la entrega de notas fue frecuente entre los acusados, que acudieron a todas las sesiones, y sus abogados y la jueza tuvo que llamar la atención en varias ocasiones a los letrados y a los comparecientes, alguna de ellas para reprocharles el uso de palabras malsonantes y en otras para recordar que ante la gravedad de los hechos juzgados no procedían las sonrisas que se pudieron ver en determinados momentos.
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