Vocación y entrega

El sábado en Seúl el Congreso Mundial de Medicina de Familia otorgará a la doctora vallisoletana Verónica Casado el nombramiento como Mejor Médica de Familia del Mundo. Se une este galardón a todo un rosario de reconocimientos ya recibidos y, sobre todo, al reconocimiento que día a día le realizan sus pacientes.

La noticia es importante porque es un premio a la consulta médica del día a día. No a una superespecialidad, ni a un gran descubrimiento, sino al primer eslabón de la medicina, la atención primaria, a la consulta de toda la vida, que es la puerta de entrada al sistema de salud. En definitiva, un premio al eje vertebrador de todo el sistema sanitario.

Tenemos una sanidad que reconocen los pacientes, sometida a los vaivenes políticos, incapaces de sellar un pacto por la sanidad que la saque de las batallas partidistas y la dote de la financiación sufiuciente para seguir siendo una de las mejores del mundo. Y sobre todo tenemos unos profesionales cualificados y entregados que hacen de la medicina su vida, que se vuelcan día a día en sus pacientes y que sacan adelante un trabajo maravilloso, muchas veces a pesar de las limitaciones de recursos y de incormprensibles normas de algunos gestores.

A Verónica le adornan cualidades como la vocación, la entrega, la constante formación, la calidad en la atención a sus pacientes. La medicina es su vida y es un ejemplo a resaltar porque también lo son los miles de profesionales de la atención primaria de nuestra Comunidad que ofrecen una atención que en buena medida se ve reconocida en este galardón.

Tenemos que cuidar a nuestros talentos, a los mejores de los nuestros, que son el alma de un servicio al que todos vamos a acudir y que, afortundamente, sabemos que con la garantia de personas como Verónica, velará por nuestro más importante patrimonio: la salud.