Teatro Corsario reivindica la esencia del ser humano en «El patio»

Tres vagabundos unidos por sus miserias son los únicos protagonistas del montaje. Confinados al pie de una montaña de inmundicia, en medio de la más absoluta desesperación, comparten sus sentimientos. Allí, en la más absoluta desesperación, son capaces mantener una chispa de vida, sus ansias de libertad y una insaciable esperanza. «Es una obra muy curiosa, con mucho diálogo y a la vez también otros tantos silencios, que destila ironía, pero a la vez, una gran ternura», describe el director del montaje que se estrenará este sábado 2 de abril en el Laboratorio de las Artes de Valladolid (20.30 horas). Semprún reconoce que Scimone Spiro es un dramaturgo «muy poco conocido en España , aunque de mucho prestigio a nivel europeo. Ha sido traducido a muchos idiomas».

El intérprete de Corsario llegó a este texto tan «especial» través de una amiga que en ese momento traducía la obra y quedó entusiasmado: «Plantea un poco la situación que vive en estos momentos la humanidad, que sometida al yugo de las grandes finanzas cada vez piensa menos en las cosas de dentro, relacionadas con el alma y con la esencia humana».

Junto a él, en este montaje de «puro teatro» -así lo define el propio Semprún-, participan en «El Patio» Eduardo Gijón y Borja Semprún -hermano de Javier y reciente ganador del Premio al Mejor Intérprete Masculino de la Unión de Actores y Bailarines de Castilla y León-. Compartir escenario y dirección es una de las mayores dificultades que ha tenido que abordar Javier a la hora de poner en marcha el montaje: «De esta forma no tienes la mirada desde fuera», reconoce, recordando que es un problema al que también tiene que hacer frente muchas veces Spiro, director y actor a la vez.

La puesta en escena de este montaje, coproducido por Producciones Clandestina, la empresa de Antonio Resines, coincide también con el estreno en Madrid de otro de los montajes de Spiro, «La fiesta».