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Ignacio Miranda - Por mi vereda

Silos silentes

«Nacieron en la posguerra sin arbotantes ni vidrieras, sin cubiertas que desaguan por gárgolas ni ábsides poligonales, con una verticalidad arrogante...»

Castillo de Arévalo ICAL

IGNACIO MIRANDA

Alguien empezó un día a llamarlos, de manera metafórica, las catedrales del campo o las catedrales olvidadas, que tanto monta, y poco a poco se va consolidando el nombre. Nacieron en la posguerra sin arbotantes ni vidrieras, sin cubiertas que desaguan por gárgolas ni ábsides ... poligonales, con una verticalidad arrogante que rompía la línea del cielo de nuestros pueblos sin recurrir al arco ojival o la bóveda de crucería. Lograron desbancar en altura a las propias torres de las iglesias en las llanuras cerealistas, tierras de pan llevar. Y ahí siguen, en posición de firmes, carentes de grietas, como reflejo de su resistencia estructural.

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