El ropero de Cáritas en Valladolid se transforma en una tienda «que pone en el centro a las personas»

«Con esto acabamos con el ropero», ha indicado Cristina Martín, la gerente de la empresa Arco Iris, con la que se ha asociado la ONG de la Iglesia Católica para esta iniciativa. «Atenderemos a las mismas personas, pero de forma más digna , con unas buenas instalaciones, un probador o la opción de escoger estilos o prendas», indica. Un aspecto que ha alabado el arzobispo al bendecir la nueva tienda, en la que ya esperan pantalones, botas o camisas: «Por la limpieza y la calidad se ve que dignifica», ha certificado Blázquez, un aspecto muy importante ya que «no se debe ejercer la caridad humillando a nadie», ha recordado el pontífice.

El personal seleccionado trabajará en la tienda un máximo de tres años. El puesto se entiende como uno «temporal» que ayude a personas en riesgo de exclusión a «entrar en el circuito empresarial con todas sus potencialidades desarrolladas», comenta la técnico de acompañamiento a la inserción Laura San José, que trabajará con los nuevos dependientes en un proceso individualizado. «Esta tienda es parte de nuestro compromiso para reducir las calles sin salida y recuperar las que conectan a las personas», asegura Boelhoff, que recuerda que la crisis económica que ha traído la pandemia ha hecho que la precariedad laboral se duplique, o que tres de cada diez familias tengan que reducir gastos en ropa o zapatos.

Antre eso, la red de locales -que ya está presente en otras capitales castellano y leonesas, como Burgos, León o desde diciembre, Palencia (faltan sólo Salamanca y Ávila)- facilita que «la ropa en buen estado se reutilice y en malo se recicle», añade. Se surtirá de los grandes contenedores rojos en los que cualquiera puede donar, así como de marcas colaboradoras que también aportan ropa a estrenar. Ya existen 35 contenedores que pueden encontrarse en parroquias, centros comerciales o gimnasios a lo largo de Valladolid ciudad y municipios como Laguna de Duero o Cigales.

En cualquier caso, un cuidadoso procesado permite que lo que llegue a la tienda esté totalmente higienizado y en un estado óptimo. Ojo, a quien quiera donar, se le pedirá que cierre bien la bolsa para evitar que nada se pierda o se estropee. Cada prenda se limpiará o rehilará en función de sus posibilidades, reciclando sus materiales o quemándose para producir energía en los casos más complicados, algo que reduce el impacto en el medio, pues evita gastos de agua o industrialización que sí necesitan los productos completamente nuevos.