Educación
Profesores honoríficos: vocación inagotable
Tras su jubilación, casi medio centenar de maestros siguen aportando su dilatada experiencia en las aulas de Castilla y León
C. Rosado
Acabaron su vida laboral en colegios e institutos de Castilla y León y hoy, jubilados ya, 44 docentes seguirán vinculados a sus aulas este curso gracias a la figura del «profesor honorífico», que permite que sigan colaborando y ayudando a sus compañeros compartiendo ... las experiencias y los conocimientos atesorados en una vida dedicada a la docencia. Lejos de acabar quemados, la suya es una historia de amor a la enseñanza, a la relevancia clave de la educación para la sociedad. Eduardo Lombraña, uno de ellos, lo ejemplifica muy gráficamente: «No tiene sentido ir quemado a trabajar con niños; pide la cuenta, haz una oposición y ve a Correos, que haces menos daño», afirma.
Como él, Florinda Callejo transmite su amor a la Literatura y a un legado bibliográfico que guarda el que fuera el primer instituto de Secundaria de Segovia, con el que conserva un vínculo emocional porque en él estudió. María de los Reyes Andrés sigue pendiente de la web y las redes sociales del colegio de Laguna de Duero (Valladolid) para transmitir todo lo valioso que encierran sus aulas y en el que se jubiló el pasado septiembre, y Antonio Castaño echa una mano a los compañeros que emprenden la tarea de comenzar proyectos de calidad , los que den un plus a la enseñanza que imparten con nuevas metodologías que entusiasmen al alumno, sin olvidar que tanto como los conocimientos, deben pesar los valores en que debe educarse a los niños.
Fue en el curso 2017-2018 cuando la Consejería de Educación de la Comunidad reguló la figura del profesor honorífico colaborador y el procedimiento para su nombramiento. En agosto de este año se realizó la cuarta convocatoria, a la que se acogieron 20 profesores que finalmente han sido nombrados profesores honoríficos colaboradores para el curso 2020-2021.
La designación tiene la vigencia de un curso escolar y previa solicitud del interesado, se puede prorrogar por el mismo período, hasta un máximo de tres veces. Algunos de ellos nos cuenta su experiencia:
Eduardo Lombraña (CEIP Las Rozas de Guardo):
«He tenido la suerte de poder trabajar en lo que me gusta y no acabé quemado»
Después de 40 años dedicados a la docencia, Eduardo Lombraña dice no haber acabado «quemado», sino todo lo contrario, habiendo «tenido la suerte de trabajar en lo que me gusta». Ahora sigue vinculado a su último destino, el CEIP Las Rozas de Guardo (Palencia) porque dice que «está en su mejor momento», cuando puede ayudar a otros maestros «con mi forma de entender el sistema de educativo». Esa forma, en un colegio como el de Guardo, transformado hace 8 años en una «comunidad de aprendizaje», es la de educar «con la complicidad de las familias» y poniendo al alumno como centro de la enseñanza y el aprendizaje: «Solo hay una escuela», sostiene, «donde el alumno es el protagonista» porque «no hay malos alumnos, sino un sistema educativo que margina alumnos». Con la premisa del trabajo en sostenibilidad -el centro tiene el Sello de Sostenible y forma parte del programa de Escuelas para la Sostenibilidad», Lombraña colabora con actividades del centro, aportando herramientas prácticas que ayudan en la enseñanza y formando a otros maestros del centro con nuevas estrategias que refuerzan el aprendizaje.
Florinda Callejo (IES Mariano Quintanilla):
«Mi dedicación es un trabajo hecho con mucho cariño»
Se podría decir que una de sus pasiones son los libros. Exprofesora de Lengua y Literatura en el IES Mariano Quintanilla de Segovia, Florinda no se ha desvinculado de esa pasión por la literatura, pero tampoco por su instituto. Sigue colaborando en la catalogación del patrimonio bibliográfico del centro, que comenzó su andadura mediado el siglo XIX. Cuando trabajaba en este instituto inició la catalogación de sus fondos bibliográficos y los últimos diez años los dedicó a ello y organizó un grupo de más de una decena de profesores, a través del CFIE, para labores de limpieza de los mismos. Además, trabajaron en restaurarlos y contaron con cursos de restauradores bibliográficos y de expertos de la Biblioteca Nacional. «Ha sido y es un trabajo hecho con mucho cariño», comenta, mientras cuenta que acude asiduamente al centro, donde estudió Bachillerato y COU, adaptándose a los horarios de los docentes con los que colabora y sin contacto directo con los alumnos. «¿Por qué me dedico a esto en lugar de a otras cosas? También las hago; además de dedicarme a mi familia, a mis nietos y algún viaje, soy una persona con inquietudes culturales y me satisface mucho seguir manteniendo esa relación con el centro. Emocionalmente es muy importante para mí». Señala que tiene «la satisfacción de que dejé una estela de gente en el instituto a la que entusiasmé y el centro está ahora muy implicado en esa recuperación del patrimonio», del que forma parte el legado del abogado Ezequiel González.
Antonio Castaño (CEIP Santa Teresa)
«La educación debe tener un marco estable y financiación»
«Cuando te jubilas, hay quien decide pasar página y otras personas creemos que podemos seguir aportando al sistema educativo experiencias que a mí me aportaron», explica desde su trayectoria colaborando con el Centro de Formación del Profesorado (CFIE) y apoyando a otros docentes que quieren iniciar proyectos de calidad. Su apuesta es ayudar en las tareas burocráticas y asesorar a maestros para aligerar la carga administrativa que se les viene encima cuando inician planes de mejora. Para él, que lleva cuatro años como docente honorífico y ha dirigido varios centros, «los colegios son algo vivo, a los alumnos hay que motivarles y para ello, hay que innovar». Crítico con la sucesión de leyes educativas, piensa que «es importante que los poderes públicos se crean que no se puede jugar con la educación, que debe tener un marco estable y financiación». En sus 39 años de docencia también le ha dejado poso su paso por la educación pública, de la que Antonio Castaño dice que «tiene enormes posibilidades y la ventaja de que potencia la diversidad; enseñar a los niños que somos diversos enriquece». También añade que «se puede enseñar a dividir en una semana, pero como persona, a un niño no se le educa de un día para otro».
María de los Reyes Andrés (CEIP Nuestra Señora dle Villar)
«La labor del centro debe difundirse; lo que no se conoce no se valora»
Tras 24 años en el colegio de Laguna de Duero (Valladolid) como maestra de música y los diez últimos como directora, en septiembre se jubiló y decidió seguir colaborando con el centro. El curso pasado iniciaron un plan de comunicación «pensando en las familias, para que estuvieran informadas y facilitarles las gestiones que tuvieran que hacer» y ahí sigue. Cada día dedica parte de su tiempo desde casa a tener las redes sociales y la web del colegio actualizadas y en contacto constante con el centro. Le resulta «muy cómodo» y no lo ve «como un trabajo porque hago lo que me gusta». «Nos interesa que la labor del centro salga al exterior porque lo que no se conoce no se valora», sostiene, además de «echar una mano» a sus excompañeros. Con la pandemia, «lo que se les ha venido encima es tremendo». Y en el plano personal, dice que le «ha ayudado en mi jubilación. Tenía una lista bastante maja de cosas para hacer, pero como la mayoría no me la dejan hacer -por el COVID- esto me sirve para ocupar tiempo».
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