Pinceladas de campaña

La campaña arrancó viciada con la encuesta Tezanos que, pese al sesgo partidario, para Castilla y León dejaban dos datos claros: el empate técnico de hecho entre PP y PSCL, y la necesidad del apoyo de Cs para gobernar y airear la Junta, idea que ha calado entre los votantes. Así las cosas, extrañan en los primeros compases la contención y tono plano de Mañueco y Tudanca. El primero, aburriendo con datos y propuestas de investidura que no calan, y sin saber hacia dónde mirar (Casado-Nuñez; Vox-Cs), un lío. El segundo, clon de Sánchez, a no cometer errores y dejar que el tiempo pase, a la espera del maná sanchista y sin intención de rascar por su izquierda.

Los dos parecen coquetear en la pasarela de modas de una supuesta investidura, cuando deberían estar luchando por conseguir puñados de votos, para quedar primeros. Más en campaña está Igea: mitinero, con discursos vibrantes que llegan (es verdad, Villegas, que le falta el sex-appeal de Clemente, aunque a cambio vende coherencia y honradez, que en esta región cotizan más): está disputando votos, pese al desastre estructural que le dejaron Fuentes&Yañez, y ha sabido rectificar la declaración de la precampaña de ser más proclive a pactar con el PSCL. Ahora se acoge a la doctrina Rivera y esto le permitirá ensanchar márgenes. Podemos, IU y Vox transmiten desfondamiento. En el caso de los últimos, porque quizás los que se equivocaron de papeleta votándoles, no repitan.

Esta campaña sin sustancia, con la excepción de Cs, ya tiene protagonista, Puente. Le han puesto un micrófono en la boca y ha picado. Su entrevista en la que afirmó que los compañeros de gobierno «no tienen lo que hay que tener» para ser alcalde (expresión ambigua que no gustaría a Saravia), no crea buen rollito. Pero esta es la anécdota, lo sustancial fueron las contradicciones en relación al soterramiento. Del Olmo, que de este tema ha hecho un eje de su campaña, ahí puede hacer mucha sangre.