Los peajes en autovías podrían afectar cada día a 100.000 usuarios en Castilla y León

La cifra es la suma de la intensidad diaria que cada día soportan las trece autovías estatales que se despliegan sobre el territorio de Castilla y León, sin contar con las rondas en torno a las principales ciudades, y en las que el Gobierno podría incorporar ese pago simbólico justificado en cubrir el desembolso millonario anual en conservación. El volumen de tráfico medio de estas vías es de unos 8.000 turismos y vehículos pesados , los cuales concentran en torno a un 24 por ciento por ciento del tráfico. Y dista mucho de una a otra vía, incluso entre distintos puntos de una misma carretera. Desde los 6.860 vehículos que se registran en una estación medidora de la A-15 en la provincia de Soria a los que 40.958 que llega a soportar la A-62 a su paso por Valladolid, de acuerdo con los mapas de tráfico del Ministerio de Fomento.

La propuesta de pago dejaría a la Comunidad como la más perjudicada . Cruce de caminos y lugar de paso de transportistas y viajeros de largo recorrido, sobre Castilla y León se despliegan 1.914 kilómetros de este tipo de calzadas, concentrando el mayor volumen de España. Y ello pese a que esos cientos de kilómetros que diseccionan la región más extensa del país implican un déficit de vías de alta capacidad, que tienen un mayor protagonismo en otras regiones en comparación con las carreteras secundarias.

De media, en España, las vías de alta capacidad gratuitas o bajo peaje suponen un 43,62 por ciento de la red de carreteras del Estado, cifra que en regiones como Madrid asciende a un 85 por ciento y que en el caso de Castilla y León se reduce al 33,9. Visto de otra manera, en la Comunidad hay un kilómetro de estas características cada 44 kilómetros cuadrados de superficie, mientras que en la región valenciana hay doble carril cada 22 kilómetros cuadrados.

De esta forma, se sitúa en la parte baja de la tabla autonómica en cuanto a una menor proporción de vías de alta capacidad respecto a la red convencional –junto a Galicia, Extremadura, Aragón y Murcia–, si bien también es cierto que Castilla y León es una de las regiones en las que menos peaje se paga por circular por ellas. Y es que el noventa por ciento de este tipo de carreteras son autovías y el resto autopistas sujetas a desembolso. En el conjunto de España, la gratuidad impera en el 79 por ciento.

Tras arrastrar interminables demoras, determinadas carreteras de alta capacidad no sujetas a pago que son ya anhelos históricos podrían perder, de aplicarse la medida, el apellido de gratuitas antes tan si quiera de verse concluidas. Y es que falta aún por fijar con asfalto muchos kilómetros de autovías como la del Duero o la León-Valladolid. A ello se sumaría el despropósito de que tras muchos reclamos desde tierras burgalesas la liberalización de la AP-1 sólo habría durado cuatro años si se vuelve a cobrar peaje a partir de 2024. Fue en diciembre de 2018 cuando se levantó el peaje sobre esta vía de alta capacidad que sólo en su primer año gratuita disparó un 31 por ciento el tráfico, que ahora podría regresar a carreteras secundarias con el fin de eludir el cobro, que, no obstante, sería muy inferior al que tenía cuando era autopista.

Quedaría, además, por concretar qué ocurre con las autovías autonómicas. Según fuentes consultadas, esta obligatoriedad no tendría un claro encaje legal como imposición desde el Gobierno central. Si así se dictaminara afectaría a la A-231 con una intensidad media de 7.300 usuarios, la A-601 (6.000 vehículos al día) y la A-610 (8.200).