Moción de censura en Castilla y León
¿El último tren de Tudanca?
El líder del PSCL se somete hoy sin los apoyos suficientes a un inédito debate para derrocar al popular Mañueco
No podrá intentar otro jaque igual al menos hasta dentro de un año y si supera el congreso interno del partido
Imagen de archivo de Luis Tudanca en las Cortes
Próxima parada: estación de las Cortes de Castilla y León. El tren que partió de las urnas en mayo de 2019 y que desde junio de ese año circula por la vía del acuerdo de Gobierno entre Partido Popular y Ciudadanos tras dejar apeado en ... el anden al PSOE en el desvío de las negociaciones vuelve a pasar este lunes por la parada socialista. Aguardando en el andén para poder subirse y tomar así los mandos de la locomotora de la Junta de Castilla y León, Luis Tudanca , que ha sacado el billete de la moción de censura para intentar tomar el que puede ser su último vehículo para convertirse en presidente del Gobierno regional.
Un ticket adquirido con las firmas de los 35 procuradores del Grupo Parlamentario Socialista y el aval de ser el mayoritario en la Cámara, pero con insuficiente garantía para el éxito de llegar al destino pretendido: Colegio de la Asunción-Presidencia de la Junta de Castilla y León . Restan seis apoyos más -hasta los 41- para garantizar que Tudanca puede completar el trayecto y, por ahora, únicamente cuenta expresamente con el de los dos procuradores de Podemos. Ni siquiera el supuesto «sí» de la ya exparlamentaria de Cs, María Montero , tras su sorpresiva fuga «in exremis» del viernes, está asegurado. Mientras, UPL no comunicará hasta hoy su decisión, Vox ya ha sido rotundo en su rechazo y Por Ávila mantiene contactos con el PP y también podría negarse a las pretensiones del PSOE. Ciudadanos, por su parte, mantiene en bloque que respetará el pacto con los populares, pero hasta que se pronuncien esta tarde -o mañana- quedarán dudas.
Las firmas de los 35 parlamentarios socialistas estampadas en la moción de censura presentada el pasado día 10 en la taquilla del Registro de las Cortes -que por primera vez en 38 abría esta ventanilla- suponían el aval del paso al frente que hasta horas antes habían vuelto a negar que fueran a dar de forma inmediata.
Una imagen de fortaleza, pese a no contar con la mayoría suficiente, y sobrepasando ampliamente el mínimo exigido para poner contra las cuerdas al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y buscar el cambio de Gobierno. Y también un freno al viaje. Tanto el Estatuto de Autonomía como el Reglamento de las Cortes exigen que la moción de censura debe estar propuesta por el 15 por ciento de los procuradores. Por tanto, con 13 de los 81 que componen el actual hemiciclo hubiera sido suficiente. Sin embargo, en su órdago, el PSOE envidó a la grande: las 35 firmas sobre el papel.
Tiraba así Tudanca de todas sus reservas para adquirir el billete deseado. Pero haber gastado todos sus fondos en forma de firmas supone a la vez un obstáculo en las aspiraciones futuras del burgalés. Y es que las normas que rigen en la Comunidad recogen expresamente que «los firmantes de una moción de censura no podrán presentar otra mientras no transcurra un año desde la presentación de aquélla, dentro de la misma legislatura». Un plazo que lleva a que si Tudanca no logra subirse al tren y el convoy socialista descarrila -como todo parece indicar- a la hora de la votación, no podrán intentar la maniobra al menos hasta marzo de 2022 .
Para entonces ya sólo restaría por delante poco más de un año de legislatura antes de la cita electoral con las urnas el cuarto domingo de mayo. Aunque no hay impedimento legal, no suele ser habitual la presentación de una moción de censura en año de comicios. Sería el segundo intento tras el que se debata hoy y que todo apunta está abocado al fracaso.
Otoño clave
Así, la moción de censura precipitada por el terremoto político desatado hace más de una semana en Murcia y con réplica en Madrid no sólo ha tirado por tierra los planes iniciales del PSOE de Castilla y León y de Luis Tudanca, que barajaban otra hoja de ruta -más cercana al verano y con la pandemia controlada-.
Volver a subirse a otra moción de censura esta legislatura no sólo requiere que transcurra al menos un año. Habrá de ser previo paso por la estación del Congreso interno del partido que deberá decidir el próximo otoño si Luis Tudanca sigue con las riendas del PSOE de Castilla y León o cambian los mandos. A favor de que Tudanca pueda subirse como el maquinista del tren de la Junta en un futura parada, que su nombre ha entrado en la historia interna del partido. Logró acabar en mayo de 2019 con más de treinta años de hegemonía popular . Era todavía un niño cuando la formación de la rosa celebró la que era su única victoria (1983).
Además, no son pocas las voces que vinculan la maniobra de jaque a Mañueco -primero con semanas de insinuación en mitad de la gira del secretario general del partido por las nueve provincias y después con la consumación- con alentar el papel activo de Tudanca antes de someterse al veredicto de las bases. Pero también hay voces que apuntan a que ha sido precisamente su posición de debilidad al frente del partido la que le llevó a embarcarse en esta aventura, aunque fuera Ferraz quien finalmente le «animara» a registrar una moción tan arriesgada y con tantas opciones o más de condenarle que de catapultarle políticamente.
Sus más próximos y fieles son quienes más animaron y defendieron la posibilidad y el paso una vez presentada la moción de censura. Entre ellos, especialmente su número tres, la secretaria de Organización del PSCL , Ana Sánchez, elegida finalmente para presentar esta mañana los argumentos de su partido en detrimento de la viceportavoz, Virginia Barcones, en un segundo plano en este camino sin final feliz a la vista. También los portavoces de los diputados y senadores socialistas de la Comunidad, los también burgaleses Esther Peña y Ander Gil, han avalado a Tudanca frente al sorprendente silencio de los grandes nombres del partido y del Gobierno, más centrados en lo sucedido en Madrid y Murcia y sin «mojarse» prácticamente en la causa castellano y leonesa.
Un perfil bajo que también habría seguido el delegado del Gobierno en la Comunidad, Javier Izquierdo, la persona a la que se apunta desde diferentes flancos como el posible sustituto de Tudanca al frente del PSCL si fracasa hoy la moción de censura y el partido da por amortizado al burgalés, que puede perder el tren.