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PUNTO DE VISTA

CON LA MIRADA EN FEBRERO

El futuro de López no dependerá de las provincias de Castilla y León; se la juega en el Congreso Nacional

LUIS JARAMILLO

CIERRA el PSOE de Castilla y León un año especialmente complicado. Los resultados electorales cosechados en las municipales y autonómicas de mayo, y posteriormente los de las generales de noviembre, han desatado un movimiento crítico en la organización que opera en dos frentes. Por un lado está la oposición al secretario autonómico, Óscar López, que parte de las provincias más críticas con él y particularmente desde Zamora, donde recordemos que la candidata de López no ganó el Congreso Provincial y, posteriormente, la designación de Antonio Camacho para encabezar la lista al Congreso, abrió la crisis interna en canal con la dimisión del secretario provincial, Carlos Hernández, al que siguieron responsables de varias agrupaciones locales. Por otro lado está la debacle electoral de Rubalcaba en las pasadas elecciones generales, cuya candidatura tuvo en Oscar López uno de los principales puntales de apoyo y diseño de la misma.

Para un partido político, los resultados electorales son el todo. Si el partido gana la elecciones, su líder se encumbra y pasa a acumular todo el poder; si por el contrario el partido pierde, la cosa es muy diferente y cómo no haya un control férreo del aparato, la estructura se tambalea y en no pocos casos acaba por derrumbarse.

Óscar López se encuentra ahora en una posición un tanto complicada porque en el partido las aguas bajan revueltas y muchos piensan que ha llegado la hora de dar un nuevo golpe de timón. Él es hombre de Rubalcaba y no cabe ninguna duda que estará a su lado,ahora que ya ha presentado su propuesta a liderar el partido en el Congreso de febrero; pero por otro lado parece bastante evidente que en este momento no mantiene el control sobre todas las provincias de la Comunidad, lo que hace que su liderazgo pueda aparecer en una posición de cierta debilidad. Los ataques que contra él se han lanzado en plena Navidad desde Zamora, principal núcleo crítico con que cuenta en Castilla y León, buscan minar su fuerza y su prestigio dentro del partido en un momento de tal desconcierto, que hasta la agrupación más potente, la de León, está descabezada y desvertebrada, a la búsqueda de una estabilidad que por el momento no se vislumbra.

Personalmente creo que el futuro de López no dependerá de las provincias de Castilla y León. Su futuro se juega en buena medida en el Congreso nacional de febrero, porque es en ese momento en el que se van a definir las líneas de futuro de la organización. Si Alfredo Pérez Rubalcaba acaba por controlar el partido, López estará más fuerte, ganará autoridad y a buen seguro que se convertirá en un barón de referencia. Si por el contrario es Carme Chacón quién gana el Congreso, a López las cosas le van a poner mucho más complicadas, porque tendrá que hacer frente en una posición de evidente debilidad al Congreso regional y a los posteriores Congresos provinciales.

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