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El «maldito» castillo de Fuensaldaña: una historia llena de guerras e intrigas palaciegas

La fortaleza del municipio vallisoletano acaba de volver a abrir sus puertas como centro de divulgación de este tipo de construcciones

Fotos: F. HERAS

M. GAJATE

Todo comenzó con el ascenso y apogeo de una familia al servicio de reyes, que pronto encaminó su declive con las conjuras y los cambios de bando de tiempos de guerra y una maldición que impregnaría de crímenes a varias generaciones. Sin descendencia, su nombre ... se desvanecería. Y sin pena ni gloria, el mundo avanzó si ellos. Sólo sobrevivió su morada, aquel palacio que soñaron y que les dio poder. Que sí resistió, que fue incluso bastión defensivo de los comuneros y que superó los siglos en los que las disputas se ganaban en el campo de batalla para alcanzar la democracia y ser testigo directo del valor de la palabra en un parlamento. Son las memorias del castillo de Fuensaldaña. Una crónica grabada en sus muros que bien podría encerrarse en el patio de armas de muchas fortificaciones de país. Edificios levantados con poder y marcados con historias de esplendor y gloria, pero también de intrigas, celos y sangre.

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