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EDUCACIÓN

Maestros: un futuro en revisión

Los decanos plantean cambios en la profesión docente: desde un «MIR educativo» al prestigio profesional

Una profesora imparte clase en un aula F. HERAS

CRISTINA ROSADO

El sistema educativo es clave en el avance de un país, y su calidad depende, en gran medida, de la calidad docente de sus maestros y profesores. Es el mensaje que lanzan los decanos de las facultades de Educación de España. El acceso a las facultades, la formación inicial y continua, así como el sistema de acceso a la profesión requieren, a su juicio, de una profunda revisión, y han puesto sobre la mesa el llamado «MIR educativo», una propuesta similar a la formación que los médicos reciben en los hospitales universitarios, pero que engloba posibilidades más amplias: no solo esas prácticas en colegios para los futuros maestros. Para acceder a los estudios de grado de Magisterio y Máster de Secundaria, el futuro maestro no solo necesitaría el expediente académico, sino también una prueba específica. Posteriormente, una vez graduado, el aspirante debería ampliar sus prácticas en «centros educativos de referencia» durante dos años.

En esta propuesta llevan dos años trabajando con asociaciones de alumnos. El decano de la Facultad de Educación de la Universidad de León, José María Santamaría Luengos, dice que «la formación es mejor que antes porque tiene un año más desde la llegada del grado y eso redunda en el practicum, pero eso no significa que no se puedan mejorar los planes de estudio», de modo que incluyan «aspectos relacionados con la inclusión, la tecnología, la diversidad cultural… que forman parte de la sociedad hoy y que hay que tener en cuenta».

Los decanos consideran que no se selecciona a los mejores o con más actitudes para la docencia. Las facultades se han llenado de estudiantes porque las notas que se requieren en Magisterio no son tan altas como en otras titulaciones y de este modo, las Universidades consiguen engrosar el número de sus alumnos. Eso no ayuda a prestigiar la educación, otra de las reivindicaciones por las que los decanos se afanan ahora en explicar esa revisión de la profesión frente a la visión actual fragmentada e inconexa de las principales etapas (formación inicial, acceso y ejercicio de la profesión y formación continua) -un Estatuto Profesional docente es otra de sus peticiones-. Gloria Díez Abad, decana de la Facultad de Educación de la Universidad de Burgos y presidenta de la Conferencia de Decanos de Educación de Castilla y León, explica que la cuestión del MIR es «un aspecto más que reivindicamos desde una visión más global de la trayectoria de formación del docente» porque quieren que esa formación forme parte ineludible del debate sobre el sistema educativo. En este sentido, citan que un modelo de carrera profesional y el Estatuto del Personal Docente son «importantes» porque el segundo «no existe» y la primera es «absolutamente plana».

Considera que se está «simplificando» la idea del MIR educativo. Ellos van un paso más allá, reivindicando «una revisión de las competencias del docente», las que son necesarias para acceder a la formación universitaria y las precisas para ejercer la profesión. «No cualquiera puede acceder a la titulación de Magisterio», afirma y aclara que «el gran problema es que los bien preparados y con actitudes no llegan», debido, entre otras cosas, a que en el sistema actual «estamos alimentando las Universidades por este motivo» -en la Universidad de Burgos, la de Educación es la segunda facultad en número de alumnos, con 1.500 este curso-. Advierte de que «si queremos que mejore el sistema educativo hay que plantear una trayectoria profesional docente que tenga competencias reconocidas y claras».

Las oposiciones, revisables

Plantean la revisión del acceso a la función docente y el sistema de oposiciones actual. «No se evalúan justamente las competencias de los alumnos» y luego, a juicio de Gloria Díez, «la concertada contrata de una manera y la pública tiene otro sistema de acceso». El documento consensuado por los decanos de las facultades españolas señala que el modelo actual de acceso tiene «claras limitaciones» -el sistema de concursos-oposición-: «No se ajusta a las exigencias del puesto, no permite evaluar la ejecución de competencias prácticas en contexto, ni valorar actitudes, en definitiva, no permite seleccionar los profesionales más adecuados».

Los decanos como Gloria Díez también insisten en que una clave de la mejora de la función docente y del sistema educativo no es otra que «revalorizar la figura del maestro», algo que «depende de la sociedad». «Hace cuarenta años había un respeto absoluto al maestro y de ahí se ha pasado a que ahora, en los aulas de Primaria y Secundaria haya una absoluta falta de respeto», asegura Díez, para quien «no es cuestión de verlo como un dios todopoderoso, sino como alguien que requiere el respeto debido».

En esto coincide con el decano de la Facultad de Educación y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid, Carlos Moriyón Mojica, quien incide en que «nuestra propuesta parte de ahí, de elegir un modelo de selección de los mejores y ese modelo pasa primero por dignificar la figura del maestro y por la necesidad de revalorizarla», porque «en esta profesión trabajamos con 25 personas a la vez que mañana serán médicos, policías, jueces; tenemos el futuro de la sociedad en nuestras manos y una gran responsabilidad social».

Los debates sobre el fracaso escolar y el abandono escolar temprano en ocasiones vuelven la vista a la preparación del profesorado y los docentes sienten que se les exige la «varita mágica» de la solución a problemas sociales que no está en su mano solucionar. «Los docentes están mejor formados que nunca y no creo que el fracaso escolar esté relacionado con la situación de nuestros maestros», sostiene Gloria Díez, y recuerda los buenos resultados de Castilla y León frente a otras comunidades y países en evaluaciones externas como el informe PISA: «Algo tendrá que ver la formación de nuestros alumnos» y por eso, les «molesta» que a veces se atribuya al docente problemas sociales que sólo la sociedad puede solucionar.

Otra de las cuestiones que se deja un tanto de lado en el debate habitualmente es la del necesario equilibrio entre primar los contenidos que deben aprender los alumnos y las metodologías de enseñanza; la eterna dialéctica entre contenidos y pedagogía. Hay quien piensa en que por la moda de la innovación se están introduciendo metodologías a un ritmo vertiginoso y sin evaluaciones o constatación previa de los resultados que pueden tener en el aprendizaje de los alumnos, pero se dejan en segundo plano conocimientos que sí, están en Internet, pero que son necesarios para que un alumno en el futuro pueda tener espíritu crítico, ideas, generar nuevos conocimientos, plantearse problemas y posibles soluciones, etc. Como el resto de decanos consultados, Díez Abad afirma que «no es ni lo uno ni lo otro, sino que debe haber un equilibrio de los dos aspectos, didáctica y contenidos», a lo que ayuda también la investigación que ya se hace en las facultades de Educación.

Ángel García del Dujo, decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Salamanca coincide en ello cuando indica que «hace siglo y pico ya se advirtió esa problemática» y que «las casas de enseñanza y educación, en el nivel que fuera, Infantil Primaria, Secundaria, nacieron para enseñar algo, si no, no tienen sentido», pero que lo relevante es que «enfoquen los campos y disciplinas de acuerdo con las características de su momento, pero enseñen algo que coincida con las necesidades del ser humano hoy; no solo materias instrumentales, mercantilistas; hay que ir más allá».

Se suma al debate aportando que «necesitamos empoderar a la profesión docente, curricular, social y económicamente». «Necesitamos una nueva manera de acceder a ella, empezando por el acceso a las facultades y continuando por ese momento en que se dejan los centros universitarios». Coincide en que no son los mejores los que acceden a la facultad y en que «está llegando a estas titulaciones un porcentaje alto de alumnos que no tienen inclinación docente y, en algún caso, no tienen ni las actitudes y comportamientos emocionales y sociales» que requiere esta profesión.

Desprestigio

Sobre el desprestigio de los profesores, a los que se exige tanto, pero a los que en ocasiones se respalda tan poco, García del Dujo considera que «ocurre lo de siempre, que cuando la sociedad tiene problemas, y nunca faltan, mira a la escuela, ¿y ustedes qué hacen? Mire, pues muchas cosas, no todas bien, pero ustedes, desde la sociedad y la política podían hacerlas también mejor. Empecemos todos por hacer cosas por la mejora de la calidad de la educación».

Precisamente, en la facultad salmantina se celebrará en breve (en principio estaba fijada para abril, pero al cierre de esta edición aún no había fecha concreta) la Conferencia Nacional de Decanos de Educación con el tema monográfico de esa propuesta similar al MIR médico para las prácticas de los egresados de Educación.

Todo ello se incardina en la negociación y debate por el Pacto de Estado de la Educación. En noviembre de 2017, se aprobó el documento trasladado después por los decanos al Gobierno y a los consejeros de las comunidades, y García del Dujo afirma que «estamos pidiendo un consenso en educación», comenta y añade que «nadie se niega a procesos de actualización, de formación permanente, pero pedimos a la sociedad, a la red sociopolítica colaboración, ayuda y entendimiento, porque somos conscientes de nuestro proceso de obsolescencia y de la necesidad de renovación existente».

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