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Temporal de nieve

«Llegamos a pensar que no íbamos a poder con 40 kilómetros de atasco»

El brigada Miguel Ángel del Río, de la UME, relata a ABC el «caos» que se encontraron al llegar a los atrapados en la autopista AP-6

Vídeo: Así trabajaba la UME para liberar a los vehículos atrapados | Efectivos de la UME atienden a un bebé en la AP-6 ABC

MONTSE SERRADOR

«Lo que más me impresionó fue el caos que nos encontramos». Son palabras del brigada Miguel Ángel del Río, uno de los 160 miembros del V Batallón de Intervención de Emergencias de la UME , con sede en El Ferral del Bernesga (León) que en la madrugada del día 7 acudió al auxilio de miles de personas atrapadas con sus vehículos en la autopista AP-6 . En declaraciones a ABC, reconoce que la situación era tan caótica cuando llegaron a las cuatro de la mañana, con los vehículos sin poder avanzar lo más mínimo y con un bloqueo absoluto, que «dudamos de si íbamos a poder con ello porque eran 40 kilómetros de atasco».

« Llegamos a pensar que no podríamos con esa emergencia porque lo vimos muy difícil», afirma el brigada, mientras explica que tuvieron que tirar de pala para ir desbloqueando uno a uno todos los coches y, a base de empujar, ir sacándoles de lugar para poder deshacer el camino andado hasta llegar a una vía limpia de nieve. La noche tampoco ayudaba por eso, «cuando fue clareando el día ya fue otra cosa porque empezamos a ver resultados y ya podían llegar más máquinas, más medios...». Además, asegura, «ya llevábamos un par de horas trabajando conjuntamente con la Guardia Civil, nos compenetrábamos más y la cosa iba más fluida», aunque «no vimos la luz hasta que no llegó la luz», bromea.

Gente nerviosa

Sin embargo, según pasaban las horas también iba en aumento el nerviosismo de la gente «y no era para menos», asegura Miguel Ángel, mientras recuerda que se toparon con situaciones «de cierta gravedad» , como la de un niño de corta edad que no tenía agua y nadie en su entorno más próximo disponía de ella. «Pudimos llegar hasta la madre y dar agua al pequeño que tenía principio de deshidratación porque llevaba mucho tiempo sin beber», afirma el brigada, mientras lamenta cómo «la señora estaba psicológicamente destrozada».

No fue la única persona a la que los militares de la UME socorrieron. Otros muchos recibieron, durante la larga noche que pasaron el la AP-6, caldo, mantas e, incluso, atención del personal sanitario de la unidad dispuesto a prestar los primeros auxilios.

Un bebé de tan sólo tres meses se convirtió en el afectado de menor edad. El vehículo en el que se encontraba se había quedado sin combustible «y se lo hicimos llegar». Pero, además, el pequeño ya no disponía de su leche preparada porque la madre, aunque había llevado dosis, nunca pensó que iba a necesitar tanta y tampoco contaba ya con pañales. Así que «hubo que deslizarse hacia una farmacia de Villacastín para solucionar el problema», detalla el miembro de la UME. «La señora nos dijo lo que había que comprar, la marca de la leche y el tamaño de los pañales», señala, de forma que «utilizando nuestros vehículos, pudimos llegar hasta la farmacia, adquirir los productos y llevárselos al bebé».

Sobre el comportamiento de las cientos de personas a las que pudieron ayudar, el militar sólo tiene buenas palabras. «Fueron muy comprensivos; veían que nos íbamos acercando y les dábamos tranquilidad», explica el brigada, para quien la expresión de sus cara era de «venga, que ya me ha tocado» y aunque había personas muy nerviosas la mayoría estaba tranquila. Después, una vez rescatados, las manifestaciones de agradecimiento eran continúas: «Sois los mejores, muchas gracias», hasta el punto de que el cariño se hacía llegar no sólo al agente que realizaba el rescate sino a cualquiera que llevase uniforme de UME. Ni un mal gesto, a lo sumo algún conductor que pidió que no le rayasen el coche.

No es pues de extrañar que el brigada Del Río asegure que la imagen de la difícil noche que pasó en la AP-6 que permanece en su memoria es «la de la satisfacción de las persona cuando la sacas del lío; te lo agradece eternamente porque ven que hay alguien que está ayudando eso imprime tranquilidad». Reconoce, no obstante, que fue un trabajo muy duro y muy largo, desde las cuatro de la madrugada hasta la una de la tarde sacando coches sin parar». Pero, aún así, «es muy gratificante, porque para nosotros, en una unidad como esta, la población civil es lo más importante» . «En el momento en que puedas echar una mano la echas y luego está la satisfacción del deber cumplido y de tener contacto con la población», añade. No en vano el lema de la unidad es «Para servir».

Ayer, el V Batallón de la UME regresó a su base en León. Habían pasado la noche en el Polideportivo de Villacastin a donde llegaron a la una de la tarde del domingo una vez que consiguieron sacar a todos los vehículos que estaban bloqueados en la autopista. Todavía quedaba recoger, aparcar y dejar todo preparado por si había que volver a intervenir así que, después de una noche en vela, Miguel Ángel del Río pudo acostarse a las seis y media de la tarde sobre su hamaca.

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