José Enrique Martín (Las Edades del Hombre): «Nuestra prioridad es Castilla y León, pero volveremos a salir si se dan las circunstancias»

Lleva vinculado a la Fundación Las Edades del Hombre bastante tiempo, pero ahora se pone al frente. ¿Con qué ánimo afronta esta nueva etapa?

Es una gran responsabilidad y estoy muy agradecido a la confianza que me han otorgado los obispos y arzobispos de Castilla y León. Llevo 18 años en la Fundación, los últimos diez como directivo, así que me encuentro muy asentado en el día a día de su gestión, y luego también dispone de un equipo multidisciplinar, configurado a lo largo de su periplo, que me da seguridad.

Al final de 2021 apostaron por prorrogar su último proyecto expositivo, ‘Lux’, hasta septiembre de este año en dos de sus tres sedes: Carrión de los Condes y Sahagún. ¿Por qué?

Pasados los seis primeros meses de la muestra el balance que hicimos fue muy positivo. Pese a las limitaciones derivadas de la pandemia, el resultado había sido muy satisfactorio no sólo para nosotros, sino también para las instituciones, hostelería comercio... Por eso creímos que en esta situación de dificultad en la que todavía nos encontramos y partiendo de la base de que consideramos que Las Edades pueden ser, o al menos lo pretendemos, un impulso de la sociedad a través de la cultura y el turismo, nos animamos a dar este paso.

¿Cuáles son las líneas de trabajo que se ha marcado a corto plazo?

En estos diez últimos años, en los que mi antecesor Gonzalo Jiménez estuvo en la secretaría general y yo como adjunto, se ha hecho un trabajo muy importante. Más allá del fenómeno expositivo, se han impulsado otro tipo de actuaciones que responden a su fin fundacional. Recientemente, en junio de 2021, abrió sus puertas el museo territorial Campos del Renacimiento, un modelo muy interesante que se puede llevar a cabo en otros territorios con una gran riqueza patrimonial pero cuyos núcleos rurales adolecen del problema de la despoblación. Creemos que un rico patrimonio, a través de un buen tratamiento, se puede transformar en un polo de atracción de turismo y en recurso para el desarrollo de la zona. Estamos inmersos también en buscar un uso o destino a edificios pertenecientes a órdenes religiosas que van quedando deshabitados, y potenciar rutas turísticas de carácter religioso.

Este año darán el salto a la vecina de Extremadura con una nueva exposición. ¿Cómo cuajó?

Nos encontramos en una situación que se puede considerar de precariedad económica. Estamos en un momento en que los actos culturales se programan con cierta dificultad debido al Covid y Plasencia se nos presentó como una alternativa. La Junta de Extremadura ha puesto especial empeño en la celebración de esta edición, que tendrá un carácter extraordinario porque será la primera vez que Las Edades celebren una edición dentro del ámbito nacional fuera de Castilla y León.

¿Y qué puede adelantar de ella?

Se llamará ‘Transitus’, un poco en la línea de los últimos títulos en latín, y pretende mostrar el paso del tiempo y cómo se concita en Plasencia y en la región de Extremadura en su conjunto. Haremos un recorrido por toda la evolución artística, social, cultural y religiosa de un territorio cuyos hombres y mujeres han dejado una huella en el devenir. Como en la mayoría de ediciones, partimos de un hecho que tiene que ver con el propio lugar para plasmar un mensaje más universal.

¿Saldrán con más frecuencia de la Comunidad a partir de ahora?

Es una posibilidad, sí. En este momento estamos comenzando una nueva andadura y, efectivamente, igual que ahora se dieron las circunstancias para que la sede fuera Plasencia, si en un futuro vuelven a darse, volverá a producirse, sin perder de vista que nuestra prioridad es seguir realizando exposiciones en Castilla y León. Nosotros teníamos convenido la edición que se celebró en 2021 y había previsión de realizar una edición en 2023 de carácter internacional. A partir de ahí, estamos trabajando en ampliar programas para años venideros, pero en este momento es temprano adelantar nada.

El origen de Las Edades no se puede entender sin un vallisoletano, José Velicia. Ahora vuelve a ser un paisano suyo (usted) quien asume las riendas. ¿Qué cree que queda del espíritu de Velicia en la Fundación?

Está constantemente latente y donde más se evidencia es en las ediciones. La clave que hizo de Las Edades un proyecto único fue su innovación a la hora de transformar una catedral o una iglesia en un espacio expositivo, y eso sigue. Luego también la propia identidad, aunando en su mensaje fe y cultura, y el relato, que continúa siendo la piedra angular de cualquier exposición y dota de sentido a todas las obras seleccionadas.

¿Qué sello quiere imprimir usted a la fundación?

Quiero dar continuidad a su actual estabilidad, crecimiento y labor de servicio que presta.

Y a quienes dicen que Las Edades es un proyecto agotado, ¿qué les diría?

De entrada, que Las Edades trascienden ya, de puertas para fuera, lo meramente artístico. Hay que tener en cuenta que su repercusión afecta a otros ámbitos como lo económico, social, laboral y promoción del territorio. Tenemos estudios de entidades ajenas a la Fundación que cuantifican el impacto de cada edición. En todos los lugares donde se ha acogido ha habido un punto de inflexión. En la mayoría, cerrada ya la exposición, la frecuencia de turistas y visitantes a ese lugar ha sido mayor de lo que era antes. Luego, en cuanto al relato y obras, tenemos la fortuna de tener un amplísimo patrimonio religioso de gran calidad. Y por último, otra cosa muy importante es el propio relevo generacional. No son las mismas personas las que visitaban Las Edades en los 80 que quienes lo hicieron en los 90 o lo hacen ahora. Estamos dando la oportunidad a otras generaciones de conocer un patrimonio que de otra manera sería más difícil o menos accesible.