Cabalgatas sin caballos

Es un poderosísimo 'lobby' que penetra en todos los estamentos de la sociedad con un discurso carente de base científica, porque prima la emoción frente a la razón, el sentimiento humano frente a la biología, dando origen a situaciones aberrantes. Quien tiene un mastín obeso en un piso de 40 metros cuadrados no puede dar lecciones de bienestar animal . De ahí solo puede salir una visión sesgada, apócrifa, antinatura. En lo que concierne a lo ecuestre, esta legión de ignorantes debería saber que el caballo fue domesticado en Asia hace más de 5.000 años, que el general griego Jenofonte -insigne hipólogo- escribió tratados de doma para la guerra donde ponderaba la importancia de la confianza del potro en el jinete, que el sector hípico supone el 0,5 por ciento del PIB nacional y genera 62.000 empleos.

Sin duda, el noble bruto es el animal que más ha aportado al avance de la Humanidad. Hoy, alejado de tanto de la guerra como de su fuerza traccionadora en el transporte y la agricultura, sigue acompañándonos en usos deportivos, de ocio, de seguridad e incluso terapéuticos, en niños con alguna discapacidad. Un caballo desfilando en una cabalgata dos horas no sufre ningún maltrato, como tampoco los ejemplares de la Policía Nacional que patrullan en las grandes ciudades y en eventos multitudinarios. Están domados y entrenados para ese fin , con tacto, mando e infinita paciencia. No veamos al caballo como un animal de compañía. Basta ya de demagogia, de manipular a la opinión pública, de decirnos desde una dirección general podemita a qué edad conviene empezar a montar a un potro. Menos estupidez progre. Bastante desgracia tenemos con la frivolidad de Garzón, que confunde ganadería intensiva con macrogranjas y solo identifica extensiva con bienestar. Menudo panorama: Navidad sin el nacimiento de Jesús, invierno sin frío y cabalgatas sin caballos. Pura adulteración conceptual y etimológica en un mundo al revés.