Hoteles y casas rurales se quedan sin clientes y temen un vacío de meses
Ya antes del cierre perimetral de Castilla y León arrastraban la cancelación de reservas
M. Gajate
Cinco meses después de que volvieran a abrir sus puertas y recibir a los primeros usuarios tras un confinamiento en el que los ciudadanos sólo pernoctaron en sus hogares, los establecimientos hoteleros y alojamientos rurales temen que el vacío que ya va a marcar ... este puente de Todos los Santos se extienda al resto del año y se queden prácticamente a cero un otoño e invierno en los que esperaban aún poder hospedar clientes aunque fuera a cuentagotas. La incertidumbre, las restricciones, el miedo y la evolución de los contagios hacen presagiar en el sector que este fin de semana sin inquilinos no será una excepción y muchos ya dan por «perdido» este 2020.
La situación es desigual dentro del sector. Los más pesimistas son los establecimientos hoteleros. Sin eventos, celebraciones, ni convenciones o congresos, llevan desde que abrieron sus puertas con un volumen de usuarios muy inferior al de otros años. Arrancaron en la primavera con expectativas, explica Carlos Díaz, presidente de la Asociación de Hoteles de Castilla y León. «Esperábamos movimiento intenso», pero la realidad «fue otra». «En 2019 agosto fue muy bueno pero el de 2020 ha sido malísimo y septiembre, peor».
«Era una leyenda urbana eso de que los de Castilla y León iban a venir. Ya antes no lo hacían», apunta, dejando claro que «el cliente local no va a los hoteles». A ello añade que ha jugado en contra la cancelación de eventos ante la reducción de aforos y lo que entiende que ha sido una «campaña de marketing negativa de que no viniera nadie».
Realismo frente a esperanza
En Castilla y León se mantiene disponible el 80 por ciento de la oferta, frente al 25 por ciento de otros territorio, un porcentaje que estima que bajará a corto plazo, ya que no augura «ningún futuro». «No se trata de no tener esperanza sino de realismo» sin apenas turismo del que nutrirse. Ya «sólo queda el que viene a trabajar y la mayoría ya no pernoctan, vuelven en el día. Son simbólicos». «Nos hemos cargado todo el 2020», concluye.
Mejor verano han vivido los alojamientos rurales . La desconexión con la naturaleza fuera de la urbes que nos cansamos de mirar desde la ventana, la posibilidad de huir a enclaves en los que «no encontrase con nadie» y un aire «puro» que respirar han llamado a muchos en este estío a frecuentar este tipo de alojamientos. Esta temporada ha sido «muy buena», explica Isabel Sánchez, presidente de la Asociación de Empresarios Norte de Gredos, que asume el revés del otoño.
La situación, no obstante, no ha sido tan generalizada en el conjunto de la Comunidad. El presidente de la Asociación de Empresarios de Turismo Rural de Valladolid, Luis Chico, matiza que mientras algunos han experimentado un importante aumento de usuarios, otros han perdido clientela. En concreto, explica que han tenido un mayor éxito aquellas que contaban con más instalaciones exteriores y, sobre todo, con piscina.
Aunque desigual, coinciden en que el verano puede haber ayudado a muchos propietarios a contrarrestar el cierre del confinamiento pero para salvar el año se confiaba en la recta final de 2020. Es habitualmente la temporada alta del turismo rural. La sucesión de puentes y el atractivo de zonas naturales en esta época lo favorecen. Dada su lejanía de las aglomeraciones, esperaban seguir siendo refugio de escapadas ajenas al Covid, pero ya hace semanas, a medida que la evolución del virus fue tornándose complicada, las esperanzas fueron cayendo.
Reuniones
Este tipo de turismo suele ser el elegido para reuniones familiares y de amigos y las restricciones a un máximo de seis personas de las reuniones privadas supuso un freno, perdiéndose un nicho importante de negocio, sobre todo entre los propietarios de establecimientos grandes que no pueden acomodar el precio porque aunque baje el volumen de huéspedes se asume el mismo gasto de calefacción y luz tanto si son 6 como 18. A esta limitación se ha sumado el cierre de atractivos del entorno.
Aún así, si la situación no empeoraba, con «los puentes de Todos los Santos e Inmaculada y las Navidades esperábamos salvar un poquito la etapa final del año», apunta Domingo Asenjo, presidente de Asociación de Turismo Rural y Activo de Segovia. Sin embargo, la confianza fue evaporándose con las restricciones y también con el sentir de los clientes antes incluso de que llegara el cierre perimetral. Y es que esta semana fueron muchas las reservas anuladas sobre todo de madrileños, mercado «fundamental» . De hecho, había zonas en las que las reservas apuntaban a una ocupación del 80 % y se han quedado casi a cero.
Con un estado de alarma «a seis meses vista» sus temores traspasan Año Nuevo y dudan de la viabilidad de Carnavales, Semana Santa o los puentes de mayo.Ante este panorama, turismo rural y hoteleros coinciden en pedir más apoyo institucional para que cuando el virus sea controlado quede en pie un sector que pueda reabrir las puertas que ahora por falta de clientes se están cerrando de forma temporal.
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