Hiperbaric: 20 años mejorando la seguridad alimentaria

El presidente de Hiperbaric, Andrés Hernando , considera que su aplicación se centrará fundamentalmente en sectores más tecnológicos en los que se requiere «una resistencia y fiabilidad de la pieza muy elevados, como el aeronáutico, la automoción o la medicina protésica, entre otros». Coincidiendo con su vigésimo aniversario, la planta de Hiperbaric, situada en el polígono de Villalonquéjar de la capital burgalesa, ha sido objeto de una ampliación para disponer del espacio necesario dedicado a la fabricación de la nueva maquinaria. Hernando recuerda que el proyecto para contar con esta tecnología se empezó a gestar hace tres años y, desde entonces, «ha supuesto mucho trabajo de los ingenieros y una inversión de cuatro millones de euros».

No es casualidad que la planta haya incorporado una tecnología que la hace casi única. Se trata de una factoría muy tecnológica que invierte en investigación y desarrollo más del 10 por ciento del resultado de cada ejercicio. Además, dedica a actividades de innovación a más del 20 por ciento de la plantilla y ha desarrollado en los últimos años más de una veintena de proyectos de I+D+I, con un presupuesto asociado que supera los 18 millones de euros.

Hasta este momento, la sede central de la compañía cuenta con más de 30.000 metros cuadrados repartidos en tres edificios , donde se desarrollan labores de mecanizado, montaje y diseño de equipos para el procesado de alimentos y bebidas por altas presiones, con el fin de eliminar bacterias, mejorar su estado sanitario y alargar su periodo de conservación. En ese campo, Hiperbaric tiene actualmente una cuota de mercado mundial del 77 por ciento. Hernando ha recordado el esfuerzo económico que ha supuesto realizar una enorme inversión para mantener la planta independiente y no convertirla en filial de una compañía de Estados Unidos, como pretendían sus antiguos propietarios.

Gracias a la capacidad de innovación tecnológica, Hiperbaric ha conseguido crecer durante sus dos décadas de historia hasta superar en 2018 los 50 millones de euros de facturación. Actualmente, la empresa cuenta con 120 puestos de trabajo altamente cualificados. La historia de la planta burgalesa está estrechamente ligada a la de su actual presidente. Fue el propio Andrés Hernando quien, en 1999, detectó la posibilidad de utilizar altas presiones para extender la vida útil de los alimentos y mejorar la seguridad alimentaria, un método de conservación no térmico que se ha ido extendiendo desde entonces a muchos alimentos y bebidas. Hernando explica que este sistema permite «mantener las características sensoriales y nutricionales del producto fresco, al tiempo que mejora su conservación».