Suscribete a
ABC Premium

Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Dos dedos de frente

Guillermo Garabito

El día que me quiten la escayola voy a escribir el «Ulises» de Joyce, pero mejor. Eso es lo que me digo cada mañana cuando descubro lo mal que se escribe sin estos dos dedos que tiene de rehén el yeso. Es curioso como a ... uno siempre le entran las ganas de escribir cuando no puede. Es precisamente en esos momentos en los que redactaría una novela que renueve la narrativa española, un poemario de sonetos con los que llevar la contraria a los cursis que dicen que poesía es «cualquier cosa» y dos ensayos lúcidos -que nada tendrían que ver con el Covid-. Y todo a la vez, porque para eso se tienen diez dedos. Escribir es un impulso que casi siempre ocurre cuando no se puede escribir: cuando se tiene una mano inmovilizada o una cita en Hacienda. El resto de días el oficio se hace empinado como si en vez de una columna uno estuviera escribiendo una tarjeta de pésame. Escribir tiene mucho de funeral.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia