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Educación

Formación Profesional: tesitura de incertidumbre

Los alumnos muestran su temor a que no puedan realizar las prácticas en las empresas porque empore la pandemia

Alumnos de FP del centro Juan de Herrera, en una imagen de archivo HERAS

Cristina Rosado

Manuel Sardón cuenta que cada día, al llegar a clase, deben comenzar por limpiar todo para mantener la seguridad. Ni se sabe las veces que limpian piezas y herramientas que usan él y sus compañeros para que no haya contagios. «Nos lo han metido a embudo desde el principio de curso y ya lo tenemos automatizado», explica desde su instituto, el Centro Integrado de FP Juan de Herrera de Valladolid . Quieren seguir con las clases presenciales y practicando en sus aulas como la mejor forma de seguir aprendiendo en unos estudios -en su caso los de primer curso de Grado Medio de Mantenimiento de Material Rodante Ferroviario - eminentemente prácticos, pero en los que un agravamiento de la situación sanitaria puede dejarles sin sus ansiadas prácticas en la empresa.

Mientras hablamos con él por teléfono, el director del centro, Carlos Polanco, le da una primicia tranquilizadora: «A fecha de hoy, Renfe no ha puesto pegas para hacer las prácticas». Todo sigue en pie y Manuel respira aliviado y con alegría que se transmite a través de la línea telefónica. Y es que son muchos los estudiantes de Formación Profesional de Castilla y León (hay más de 42.000, cifra aún no cerrada por la Consejería este curso) que siguen con incertidumbre la evolución de la pandemia para que no trunque el hecho de que puedan hacer esas prácticas en las empresas elegidas el próximo año como parte de su curso académico.

Tras la publicación del Real Decreto estatal de octubre que apuntaba una salida reglada a la situación para que estos estudiantes puedan titular si tienen que suspenderse esas prácticas en un centro de trabajo, la Consejería de Educación publicó el pasado 9 de noviembre la Orden por la que se establecen las medidas urgentes que permiten adaptar esas prácticas a la situación sanitaria y lo hacen reduciendo la duración de los módulos de formación en centros de trabajo (FCT) al mínimo establecido en la ley, es decir, 220 horas.

Asimismo, en el caso de los ciclos formativos de Grado Superior, se podrá integrar el módulo de FCT en el módulo de proyecto. Los ciclos de Grado Medio y de FP Básica podrán incorporar un módulo de proyecto para integrarlo con la formación en centros de trabajo. Estas medidas también se extienden a las enseñanzas artísticas y deportivas.

Quedarse «en nada»

Sardón, de 24 años, considera que si tiene que reducir esa formación práctica «a un proyecto en papel, se te queda en nada; no es compensable, porque el material, las piezas, necesitas verlas, tocarlas, trabajar con ellas, ¿y eso cómo se logra con ese trabajo en papel?». Para él, «lo más importante de estos estudios es que en dos años me forman como profesional y salgo sabiendo trabajar, con una experiencia práctica», que sin ese tiempo de estancia en la empresa no sería posible.

Había estudiado previamente automoción «en el mismo instituto» y, ya trabajando, el Estado de Alarma de marzo le llevó a un ERTE que le hizo plantearse que quería cursar los estudios que ahora realiza, «relacionados con la mecánica, que es lo que me gusta». Estuvo también unos días aislado por un contacto con un positivo por Covid-19 y, pese a que sus profesores le enviaban trabajos y material para continuar estudiando, «eso no sustituye la clase presencial con el profesor, el contacto directo» que le permite preguntar dudas al momento y resolverlas.

Lucía San José, del CIFP Juan de Herrera

Su compañera Lucía San José está a su lado -manteniendo la distancia de seguridad preceptiva, como nos comenta Polanco- y también afirma que «me gustaría poder hacer las prácticas porque es mi primer contacto con el mundo laboral», pero que ahora viven con «incertidumbre» si eso será posible por la situación sanitaria que haya en el primer trimestre de 2021. «Es un poco frustrante», añade. Ella estudia segundo curso del Grado Medio de Diseño y Fabricación Mecánica y tras haber pasado tres años por los estudios de Ingeniería Electrónica y Automática, optó por la FP porque «en la universidad tardas en especializarte y yo quería insertarme rápido en el mundo laboral». Con 22 años, cree que «ésta es la mejor decisión que he tomado en mi vida porque no es lo mismo que te cuenten cómo se hacen las cosas a hacerlas».

La Comunidad cuenta con más de 42.000 alumnos en Formación Profesional

Le gustan también las Bellas Artes, de ahí que optara por este Grado en Diseño y ahora confía en que no se tuerzan las cosas y pueda poner en práctica lo aprendido en las clases. También porque no quiere repetir la experiencia del curso pasado, en que el confinamiento lo vivió «fatal» desde casa.

Manuel Sardón estudia en el CIFP Juan de Herrera de Valladolid HERAS

Carlos Polanco reconoce que «ha costado mucho esfuerzo que las empresas admitieran alumnos para el FCT», pero como disponían de un número bastante alto de firmas con las que mantienen convenio (más de 200) todos los estudiantes han podido encontrar una empresa para sus prácticas. Aún así, al menos medio centenar han dicho que prefieren esperar para admitir a esos estudiantes por razones de seguridad.

Los que arreglarán un tren

Confía en que en marzo estén «en condiciones razonables de poder realizar las prácticas» porque «no sería suficiente el trabajo como sustitutivo de dichas prácticas» y porque «en FP está clara la necesidad de las mismas; si no, nos quedamos con una gran limitación de cara a cubrir luego las necesidades de la empresa», reconoce. «La FP necesita prácticas y recursos porque ellos serán los futuros trabajadores que te arreglarán el coche, o arreglarán un tren, por eso hay necesidad de que los chicos vayan, sí o sí, a la empresa; esta los va a necesitar en el futuro», añade.

Andrea Luchián también se refiere a este curso «como bastante extraño» y que «nuestro temor es no poder hacer las prácticas este año», aunque reconoce que las empresas han adaptado los protocolos para que haya seguridad para ello.Andrea estudia a sus 26 años el 2º curso de Fabricación Mecánica en el Instituto Politécnico Cristo Rey de Valladolid (Grado Superior) y a finales de enero hará FP Dual en una empresa vallisoletana. «Iremos los que aprobemos todo», dice.

Ella eligió ese módulo «porque siempre me gustó la mecánica» y anteriormente había hecho el Grado Superior de Laboratorio de Diagnóstico Clínico , pero tras trabajar en ello se dio cuenta de que no le gustaba y optó por la mecánica. Ahora, en paro para seguir estudiando gracias al «esfuerzo de mi familia y mi pareja, a los que estoy muy agradecida», piensa que esas prácticas que le esperan «son la mejor manera de empezar en una empresa, porque si no, cuando accedas a un trabajo vas a estar más perdido... Dirán ¿pero este de dónde viene?», señala.

Andrea Luchián, alumna del Instituto Politécnico Cristo Rey de Valladolid HERAS

Con ella coincide el director del «Cristo Rey», José Luis Muñoz, que alude a que las prácticas en la empresa permiten al alumno estar en contacto con las últimas tecnologías y maquinarias que hay en el mercado: «Los centros no llegamos a tener los mismos medios que la empresa» y «el alumno está ilusionado con ir a las empresas porque es una oportunidad de demostrar que están formados y mostrar sus habilidades; una forma de abrirse camino porque bastantes se quedan trabajando en la empresa en que hacen prácticas». De hecho, por familias, la mayor tasa de inserción, 92 %, está entre los estudiantes que terminan Electricidad y Electrónica. Junto a ella, otras cuatro titulaciones alcanzan en torno al 90%: Transporte y Mantenimiento de Vehículos, Instalación y Mantenimiento, Fabricación Mecánica y Hostelería y Turismo.Mensaje de tranquilidad.

Por su parte, el director general de Formación Profesional de la Consejería de Educación, Agustín Sigüenza , también reconoce que «claro que no es lo mismo» realizar esas prácticas en una empresa que sustituirlas por un trabajo en papel, sobre todo en determinados perfiles profesionales como los industriales o los de hostelería. Pero también comenta que «se han flexibilizado esas prácticas en una situación excepcional» y que «lo interesante es poder darles la oportunidad de que puedan realizarlas con normalidad», además de que Castilla y León ha sido la única comunidad que ha mantenido toda la Formación Profesional de forma presencial. «La alta carga de trabajo en taller nos hizo apostar por ello», apunta, para transmitir a los estudiantes «la tranquilidad de que no se van a quedar sin titular».

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