«Espero seguir trabajando... siempre lo he hecho, y además curro mucho»
Miriam González_Esposa del candidato liberal-demócrata, Nick Clegg
La caravana de Nick Clegg ha avanzado y hemos entrado en Gales. La conversación ha pasado del vagón de tren al sofá de la parte trasera del autobús que lleva a los Clegg y la prensa de campaña. La carrera de Nick no es la ... única con éxito. Miriam González, de 41 años, natural de Olmedo y feliz de ser castellana, también se ha labrado un puesto de prestigio en un importante bufete de Londres. Gane el candidato que gane las elecciones, para muchos ella ya ha ganado sobre Samantha Cameron y Sarah Brown por haberse mantenido trabajando, con participación en la campaña electoral sólo en fines de semana.
—Se la ve disfrutar, ¿no tiene ganas de que se acabe la campaña?
—No sé, es larga porque es un mes, pero también es muy interesante. Como todo, ganas de que se acabe, pero también de que continúe.
—¿Se dan cuenta los niños [Antonio, de 8 años; Alberto, de 7, y Miguel, de uno] de lo famoso que se ha hecho su padre?
—No, tenemos mucho cuidado con eso. Es una de las cosas en las que siempre hemos sido super estrictos. Ven un poco a los fotógrafos por la mañana, porque tengo que salir a espantarles antes de que salgan ellos al colegio. Pero se enteran de poco.
—¿Le ha sorprendido esta «cleggmanía»?
—No, porque siempre he pensado que es una persona tan válida que creo que ha encontrado su sitio en la campaña. Me ha parecido fantástico, super fresco ver que la gente reacciona y que se sale del corsé de dos partidos que les habían puesto aquí en la política. Es como una liberación.
—¿Se ha visto alguna vez en Downing Street?
—Ni me veo ni dejo de verme. Me encantaría que Nick llegase a Downing Street, no sólo por él, sino por el partido y las ideas que él defiende.
—¿Va a poder seguir trabajando, a pesar de la vida más intensa que va a llevar su marido?
—Espero que sí. Siempre he trabajado y es lo que me define, y además curro mucho.
—Algún periódico ha sugerido que puede haber problemas de tráfico de influencias.
—Lo que yo hago es la parte legal, o sea que está relativamente claro lo que puedo y no puedo hacer. No creo que haya ningún problema. Lo que he dicho siempre también es que aunque me gusta mucho el trabajo y me define mucho como persona, hay cantidad de razones por las que podría dejar el trabajo, no estoy obsesionada con él.
—Siempre le ha interesado la política, ¿le entra ahora el gusanillo de dedicarse también a ella?
—Siempre me ha gustado, desde pequeña; con mi padre lo seguía muy de cerca. Nunca he hecho planes para entrar en política, ni para no entrar en política. Creo que la vida te lleva por donde quiere. Y lo que todo esto está haciendo es enseñarme muchísimo porque, aunque creo que hay muchas cosas que reformar, hay cosas que me parecen auténticamente envidiables de la política británica, como la atención semanal de los diputados a los electores de su circunscripción.
—Ya sabemos que no puede votar porque no tiene la nacionalidad británica, pero ¿es militante del partido?
—Sí, además que no lo sabía Nick cuando me afilié. Lo hice recientemente. Se enteró por una carta que me llegó.
—¿Cómo ve la política española desde aquí?
—La veo con mucha preocupación, por la situación económica sobre todo, que creo que no se está afrontando con la suficiente energía. Y también mucha preocupación por la corrupción, como me imagino que la amplia mayoría de los españoles.
—¿Haría falta en España un partido como el liberal-demócrata, entre PSOE y PP?
—Nunca me atrevo a hacer comparaciones porque es muy difícil hacerlo con elementos distintos como los nacionalismos. No creo que haya un espacio parecido. Sí creo que hacen falta políticos jóvenes, con ganas de renovación, de honestidad, de contarle a la gente los problemas reales y no de esconderlos, y solucionarlos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete