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Día de Todos los Santos

Enterradores: ese difícil oficio al servicio del dolor

Están en esta profesión porque «alguien lo tiene que hacer». De pueblo o de ciudad, poco ha cambiado en su trabajo, pero sí perciben una imparable decadencia del culto a los muertos

Diego lleva trabajando en el cementerio de El Carmen, en Valladolid, desde hace veinte años F. Heras

H. Díaz/N. Prieto./A. Ferreras

Cuando entré por primera vez en el cementerio de El Carmen para trabajar, pensé que iba a durar a penas media hora». Desde entonces han pasado 18 años y Diego Parras se toma su oficio de enterrador como «un trabajo más». Es uno de ... los siete empleados municipales que agotan su jornada laboral entre lápidas y tumbas en este antiquísimo camposanto vallisoletano -en su puerta de entrada se anota el año 1843-. ¿Es duro lidiar cada día con el dolor de otras personas? «Al principio sí -confiesa-, luego poco a poco lo vas llevando».

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