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Cuando nunca llueve a gusto de todos

Amenaza de hongos y freno a la siembra del regadío por las continuas precipitaciones

Parcela de cereal anegada por el agua ABC

ISABEL JIMENO

Oro líquido para el campo. Como ese preciado metal suele ser la lluvia para las tierras de labor, y más después de haber sufrido un 2017 de profunda y pertinaz sequía que llevó casi hasta la deshidratación incluso a los pantanos. Este 2018, la tendencia ... se ha invertido, y no sólo las nieves con las que arrancó el año ya permitieron augurar más alivio para unos cultivos que la pasada campaña sufrieron sed. Las continuas borrascas han permitido a un terreno demasiado seco recuperar humedad y llenar los embalses hasta superar el 80 por ciento de media en la cuenca del Duero. Pero también es cierto que con junio ya comenzado, la presencia de continuas precipitaciones y, sobre todo, las temidas tormentas -tanto de fuerte lluvia como de granizo- y las temperaturas que no terminan de remontar también suponen unos riesgos y algunos daños que los agricultores ya están empezando a notar y sufrir, sobre todo en forma de hongos y tierras impracticables para las labores propias de esta época , sin olvidar que donde descargó la tormenta «el daño puede ser total», advierten desde Asaja.

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