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Así se crían 2.000 cerdos ibéricos en Castilla y León

En plena polémica de la carne tras las declaraciones del ministro Garzón, el ganadero vallisoletano Jesús Antón defiende esta industria y abre las puertas de su granja, un negocio familiar que se esfuerza para lograr los mejores estándares de calidad y de bienestar animal

El ganadero Jesús Antón, en el interior de un corral de una de sus tres naves de explotación HERAS

Clara R. Miguélez

Jesús Antón González sube a su camioneta con remolque. De su casa a la explotación que dirige habrá unos seis kilómetros, y los atraviesa por un camino algo embarrado que surca los ondulados campos de la zona bodeguera de Olivares de Duero (Valladolid). Un par ... de mastines custodian la puerta. Aunque ya vivían en el pueblo, hace tres años que unió fuerzas con su mujer, Alicia Catalina López, y se decidieron a pegarle un golpe de timón a sus vidas. Invirtieron para añadir una granja porcina intensiva al viñedo que heredó de su padre. Antes, ella se dedicaba a la química; él, que se había formado como auxiliar de capataz agrícola, trabajaba de comercial de fitosanitarios. Ahora crían una ‘tanda’ de 2.400 cerdos ibéricos en cama de paja cada ocho meses . «Con ellos producimos un jamón de 120 euros en vez de uno de 300 y, así, más gente puede acceder a un producto de calidad que sabe a jamón de verdad», ejemplifica el ganadero. «El ibérico es el ‘boom’ de París, por algo será», apostilla con un rastro de fiero orgullo, mientras se baja para abrir la verja.

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