Coomonte, el lenguaje de la cruz

El escultor, Premio de las Artes de Castilla y León, mantiene una fraternal relación con la Hermandad de la Tercera Caída de Zamora, cuya estética abría las puertas a la modernidad

El escultor José Luis Alonso Coomonte, con la corona de espinas realizada con rejas de arado Javier de la Fuente

Ana Pedrero

Si hay un signo universal en el arte, en la humanidad, es el de la Cruz. En Zamora , cuando llega Semana Santa , las calles se convierten en un museo al aire libre. Podría decirse que es la gran escuela de los ... artistas zamoranos, que con el tiempo dejan su huella en las distintas cofradías y hermandades.

La Cruz marca la trayectoria del escultor José Luis Alonso Coomonte (Benavente, 1932) , galardonado con el Premio de las Artes de Castilla y León , quien también se hace presente en la Semana Santa zamorana a través de una relación entrañable con la Hermandad de Jesús en su Tercera Caída . Relación que ha derivado en un marcado cambio en la estética de la hermandad, fundada en 1942.

Aunque el artista nunca ha sido cofrade, su novedosa forma de concebir la escultura religiosa sirvió para realizar la mesa procesional del portentoso Jesús en su Tercera Caída de Quintín de Torre, un Nazareno de grandes dimensiones que rompe con el clasicismo de la imaginería y muestra el dolor descarnado del hombre . La mesa metálica de Coomonte, ahora reconvertida en un Vía Crucis en la iglesia de San Lázaro, marcaba asimismo un cambio radical frente a las tradicionales mesas de madera tallada.

Varias piezas de la colección de cruces alzadas ABC

Comienza entonces una especial fraternidad con la hermandad que derivaría en la donación de varias cruces alzadas en materiales como hierro forjado, piedra, madera, vidrio o metal; cruces pectorales con el inequívoco sello del artista o dos obras de gran tamaño y originalidad, como son una cruz realizada con yugos para uncir bueyes y una espectacular corona de espinas realizada con rejas de arado . La Zamora del surco, agrícola y ganadera, representada en la Cruz y en las espinas, en los elementos de una Pasión que hacen que esta tierra resucite cada año cuando Cristo muere.

Desde lo más humilde

Con el oficio bien aprendido desde que era un adolescente que realizaba sus primeras tallas en la ebanistería de su padre, José Luis Coomonte abre el camino hacia la modernidad en el Arte Sacro desde su Medalla de Oro en la Bienal de Salzburgo en 1960 hasta la más pequeña y humilde de sus piezas, como la cruz hecha con raíces de membrillos que porta el hermano de menor edad de la cofradía, generalmente un bebé en brazos de su padre.

A finales de los años 80, la Hermandad de las Siete Palabras le encarga u n Crucificado para la noche del Martes Santo . Su última aportación es la Cruz de los Ausentes (2012), una gran cruz de madera y lágrimas de vidrio que abre el desfile penitencial de Jesús Luz y Vida. Ausentes que en este tiempo nuevo cobran especial significado.

Inquieto, infatigable, clásico o iconoclasta, siempre en constante crecimiento y evolución, la colección de cruces de José Luis Coomonte es un paseo por la trayectoria vital del artista, quien tiene en la cruz uno de sus símbolos más personales , con presencia continua en la obra de quién habla con Dios de tú a tú en la soledad de su taller.

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