La campa(ña) de Villalar

Las protestas sociales y laborales, tan habituales por estos lares, fueron menores y se concentraron en la defensa de la sanidad pública, de las pensiones dignas y en las reivindicaciones laborales de Itevelesa y Embutidos Rodríguez.

La mañana arrancó muy desapacible, con frío y un cielo que amenazaba lluvia. La climatología, unida al largo puente festivo que comenzó con los días centrales de la Semana Santa, restó afluencia a la villa comunera, que se cifró en unas 13.000 personas, según fuentes de la Delegación del Gobierno en Castilla y León. Los primeros en acercarse al monolito situado en la plaza Mayor de Villalar, fueron los representantes del Partido Popular, con su presidente autonómico y candidato a la Presidencia de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, a la cabeza. Este iba a ser el último año en el que el presidente del Gobierno regional, Juan Vicente Herrera, se desplazase al municipio vallisoletano para celebrar el 23 de abril, cita a la que ha sido fiel desde 2002. Sin embargo, una afección de garganta le impidió rematar la faena que arrancó con el comienzo de siglo.

Fue Mañueco el que tomó el relevo para comenzar haciendo público su reconocimiento hacia Herrera «del que me considero digno sucesor», señaló. En este escenario, el candidato popular, arropado por los aspirantes al Congreso y al Senado, Isabel García Tejerina y José Ángel Alonso, respectivamente, defendió que «Castilla y León es un modelo de éxito para todas las comunidades autónomas». Se encargó también de alabar a Tejerina como «defensora de los agricultores y ganaderos y de todas las personas del mundo rural». Además, se refirió a los dos modelos que reflejan los debates políticos, «el de la crispación y enfrentamiento de la izquierda y el modelo de la estabilidad y de la moderación, que representa Pablo Casado con su imagen presidencial». Los socialistas llegaron con la hora del Ángelus hasta el monolito los Comuneros para realizar su tradicional ofrenda. El candidato a la Junta, Luis Tudanca, llegó acompañado por el expresidente Demetrio Madrid y el candidato a la alcaldía de Villalar, después de que el alcalde actual, Luis Alonso Laguna, decidiese hace varios meses abandonar la formación alegando que se sentía maltratado por la dirección provincial. De hecho, se presentará a las municipales como independiente.

Un eufórico Tudanca aseguró ante sus seguidores que el cambio político en Castilla y León «está más cerca que nunca, estamos a punto de tocarlo con la punta de los dedos» para poner fin «a 30 años de Gobierno del PP». «Os convoco a que nos ayudéis y hagáis realidad ese sueño que llevamos tanto tiempo esperando», concluyó entre aplausos.

Oro candidato a la Junta, el de Podemos, Pablo Fernández, se dirigió a los suyos en «modo» electoral para asegurar que después de 30 años de «largo, duro y crudo invierno» del PP, su formación traerá la «primavera de cambio», para priorizar a las personas». Además, el líder de la formación morada cargó contra los «constitucionalistas y patriotas de pacotilla» y apostó por reformar la Constitución española para blindar los derechos sociales que protegen a las personas.

La cuarta formación política en liza fue Ciudadanos, encabezada por su aspirante a la Junta, Francisco Igea, y por la candidata al Congreso, Soraya Mayo. Igea, como Tudanca, habló de «un Villalar muy especial», al augurar que será el último del PP al frente del Gobierno autonómico. Tampoco desaprovechó la ocasión para referirse al líder nacional de la formación naranja, Albert Rivera, como el que atesora «más empuje y coraje».

A primera hora de la mañana, el presidente de las Cortes regionales, Ángel Ibáñez, inauguró la exposición «Castilla y León, camino al futuro», producida por la Fundación Villalar-Castilla y León, que será cedida al Ayuntamiento como muestra permanente. Después, toda la comitiva, formada principalmente por dirigentes del PP-también estaba presente la delegada del Gobierno en Castilla y León, la socialista Mercedes Martín- se trasladó a la carpa de la Fundación donde hubo una representación teatral en la que una pequeña alusión a Bárcenas por parte de los actores gustó más bien poco al «respetable».